4 principales fuentes de ansiedad infantil
La ansiedad es uno de los problemas de salud más prevalentes en la sociedad actual. Y los niños no son una excepción. Se estima que entre el 9 y el 21 % de los mismos presenta algún trastorno de esta índole. Pero la cifra se eleva mucho más si tenemos en cuenta a aquellos que, sin llegar a los criterios necesarios para un diagnóstico, igualmente conviven con este malestar a diario. Pero ¿cuáles son las principales fuentes de ansiedad infantil?
Existen diversos trastornos de ansiedad que pueden presentarse en la infancia, como la ansiedad por separación o la fobia social. Pero, más allá de estos, varias situaciones cotidianas pueden generar en los niños un importante nivel de estrés y malestar. Si observamos signos de ansiedad en los menores, podemos acudir a estas fuentes para identificar un posible origen y actuar en consecuencia.
Principales fuentes de ansiedad infantil
Conflictos en el hogar
La familia es el principal agente de socialización de los niños; sus padres son sus máximos referentes y la vida en el hogar tiene un gran impacto en su mundo emocional.
Cuando hay conflictos, discusiones constantes o dinámicas insanas entre padres e hijos, estos últimos pueden verse seriamente afectados. Pero, incluso sin estar implicados de forma directa, el mal ambiente entre varios miembros de la familia puede generar ansiedad en los menores.
Miedos evolutivos y fobias
A lo largo de su crecimiento los niños experimentan diversos tipos de miedo propios de cada etapa evolutiva. Estos pueden ser una de las principales fuentes de ansiedad infantil, especialmente si no se guía a los pequeños para lograr manejarlos.
Así, el temor a separarse de los padres, a que un ser querido muera o sufra un daño, a la oscuridad o a los seres sobrenaturales puede atormentar a los infantes durante un periodo de su desarrollo.
Más adelante, los miedos sociales y escolares relacionados con el temor a ser rechazados por los iguales, hacer el ridículo o sacar malas calificaciones cobrarán una mayor importancia. En cualquier caso, el acompañamiento adulto será esencial para minimizar el impacto.
Sobrecarga de tareas y alta exigencia
En los últimos años es común observar niños que tienen ocupadas prácticamente todas las horas del día con tareas y actividades. Al salir de la escuelas les esperan múltiples clases extraescolares, e incluso los fines de semana cuentan con obligaciones o tareas planificadas. El tiempo libre y el juego son esenciales para el desarrollo de los más pequeños y la ausencia de los mismos puede generar altos niveles de ansiedad.
Además, cada vez existe una mayor presión social sobre niños y jóvenes para que sean exitosos desde una temprana edad. La competitividad y las altas expectativas de los padres pueden conducir a los menores a desarrollar un elevado perfeccionismo y autoexigencia, algo que repercute en su salud mental.
Redes sociales
Las redes sociales son uno de los principales medios que utilizan actualmente los menores para socializar e interactuar con sus iguales. Sin embargo, en muchos de ellos comienza a observarse una dependencia que constituye una de las principales fuentes de ansiedad infantil.
Los niños pueden temer perderse algo importante mientras no están conectados, por lo que terminan “encadenados” a sus dispositivos electrónicos. Del mismo modo, las comparaciones que surgen al observar las aparentemente perfectas vidas que otros publican en redes pueden resultar dañinas
¿Cómo abordar el impacto de estas fuentes de ansiedad infantil?
Algunas de estas fuentes de ansiedad infantil dependen directamente de los progenitores. Por ejemplo, si un ambiente familiar conflictivo está generando malestar en el menor, será necesario revisar esas dinámicas y modificarlas. El respeto y la comunicación logran más que los gritos y los castigos en cuanto a educación se refiere.
Por otro lado, pese a que las actividades extraescolares tienen beneficios, es importante no sobrecargar los horarios de los pequeños y dejar espacio suficiente para el juego libre. No obstante, tampoco resulta conveniente que este tiempo de descanso se llene con pantallas y dispositivos electrónicos, que deberían usarse siempre con mesura.
Desarrollar actividades creativas y convivir con familiares y amigos son algunas de las formas más saludables y enriquecedoras de invertir su tiempo libre.
Por último, los miedos evolutivos suelen desaparecer de forma natural a medida que el niño crece. Sin embargo, si este temor es excesivo o interfiere en su vida diaria, lo más conveniente será acudir a un profesional. Este podrá proporcionar a padres e hijos pautas e instrucciones específicas para abordar la situación.
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