Cuando invalidas las emociones de tu hijo lo haces sentir incomprendido. Te contamos por qué ocurre y cómo evitar que suceda.
Los niños que sienten que sus emociones incomodan a sus padres, tienden a ser complacientes o sumisos.
Como se les ha enseñado que sus emociones son erróneas, no exploran sus intereses o necesidades y terminan por no saber quiénes son.
Como han sido rechazados al mostrarse vulnerables, tienden a ocultar lo que sienten y a ser excesivamente independientes.
Como no hay un adulto que les acompañe en el proceso, pueden sentirse desbordados ante cualquier circunstancia adversa.
Ante la invalidación emocional, los niños se sienten poco amados, no aceptados e inadecuados.
Ante esto, asegúrate de que acoges cada emoción que expresa tu hijo para que juntos aprendan a gestionarlas.
Aplica estos consejos y ayuda a tu pequeño a comprender sus emociones: