Vivir la vida juntos es compartir una gran aventura

Vivir la vida juntos es compartir una gran aventura
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 15 abril, 2020

Vivir esta vida juntos es un tesoro, el más enriquecedor de todos. Incluso es capaz de nutrir mi alma y saciar mi corazón día a día. Pues transitar este camino a la par se ha convertido en mi pasión. Es que se trata, ni más ni menos, de compartir una gran aventura.

Vivir la vida juntos es compartir una aventura con todos los ingredientes que ello conlleva. Amor, ilusión, esperanza, alegría y risas. Pero, desde luego, necesariamente implica también enojo, tristeza, angustia, ansiedad y algunos llantos.

Y la suma de todo ello no da otro resultado que la felicidad y plenitud, junto a la satisfacción y la gratificación por todo lo avanzado y logrado. Pero fundamentalmente supone un crisol de anécdotas. De las más tiernas a las más graciosas, todas aún hoy tienen un lugar en mi memoria y mi corazón.

Una gran aventura llena de aprendizajes

Esta gran aventura podrá suponer momentos de crisis, pero también los más alegres y felices instantes. Ellos son, sin lugar a dudas, los que dejan marcas imborrables en nuestros corazones. ¿Y qué más da haber tenido que atravesar etapas de dolor si luego recuperamos la sonrisa juntos?

El volver a sonreír nos ha dejado una gran enseñanza. Este camino que caminamos juntos y a la par no es más que un trayecto hacia la sabiduría. Un trajín lleno de aprendizajes para ambos. Sí hijo, es tanto lo que tienes para enseñarme. Me atrevería a afirmar que es más de lo que tienes que aprender de mí.

Milagro de la vida, cambiaste mi vida y la llenaste de color. A fuerza de hechos y sentimientos me forzaste a redefinir el concepto de la felicidad. Me demostraste que en las cosas más simples se encontraba eso que todos llaman alegría. Una mirada, tu sonrisa y nada más.

En esta gran aventura aprendí a no temer a la muerte, así como a disfrutar de la vida. Intensamente, como merece ser vivida. Y qué importa si nos manchamos la ropa mientras disfrutamos de algunas de tus obras de arte. Y sí, los platos y la ropa sucia, tanto como el orden de la casa, bien pueden aguardar… Tú no.

La gran aventura que elegí para mi vida, y la volvería a elegir

Vivir la vida juntos es de verdad vivir una gran aventura. Pero no se trata de cualquier aventura. No es como en los filmes de ficción, involuntarios. Esta aventura puede o no atacar por sorpresa. Pero lo cierto es que, tarde o temprano, se trata de una elección.

Hablamos entonces de una aventura que se escoge y, por tanto, se disfruta vívidamente. Ofrece momentos amargos, pero también la mayoría son sumamente dulces. Entre muecas, inocencia, frescura y monerías llenamos nuestra alma de vida.

Esta aventura nos ofrece la inmensa posibilidad de rejuvenecer. Nos brinda, tácitamente, una nueva oportunidad para transcurrir estos días de vida. Honrrándola, encontrándole un sentido, convirtiéndote en ejemplo, dejando un legado.

Es allí donde podrás comprender que estás marcando a fuego una huella en este mundo. Comienzas entonces a entregar todo lo que tienes. Principios, valores y mucho amor. No hay mejor herencia para este mundo que ese legado que decides poner en manos de tus hijos.

La maternidad implica vivir la vida junto a ese ser que antes formaba parte de tu propio cuerpo. El día a día a la par con tu hijo supone además vivir una gran aventura. Esa aventura que algunas elegimos al momento de planificar un embarazo, y otras escogemos -dubitativas- cuando el test anuncia la inesperada noticia.

Sea como fuere, lo cierto es que no te equivocas cuando te decides a vivir y disfrutar de esta experiencia. Hay una gran verdad que hoy se esconde en el fondo de mi corazón. Y es que sin lugar a dudas volvería a elegir este tipo de evento que modificó mi vida para siempre. ¡Te amo hijo!


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