Trastornos del sueño y TDAH: ¿cómo se relacionan?
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Después de ver a sus hijos saltar de un lado para el otro, tener energía de sobra para múltiples actividades y no cansarse nunca, los progenitores esperan que a la noche la cosa cambie. En especial, que sus niños con TDAH lleguen, cuanto menos, con muchas ganas de dormirse temprano ¡y no se despierten hasta el día siguiente!
Sin embargo, muchos se llevan una sorpresa al experimentar las dificultades que sus niños tienen para conciliar y mantener el sueño. Pues, con frecuencia, los trastornos del sueño y el TDAH suelen estar asociados.
Veamos de qué se trata y qué acciones prácticas pueden llevarse a cabo.
¿Hay relación entre el TDAH y los trastornos del sueño?
El TDAH es el trastorno por déficit de atención e hiperactividad y se trata de una condición del neurodesarrollo. Como su nombre lo indica, se caracteriza por la dificultad para sostener la atención y concentrarse en una actividad, lo que puede derivar en la hiperactividad y en la impulsividad.
De esta manera, al finalizar el día, los pequeños con TDAH suelen tener dificultades para tranquilizarse y descansar. Es decir, para “apagar su cerebro”. Esto aumenta la incidencia de trastornos del sueño, entidad que está altamente asociada a la hiperactividad.
A su vez, esta relación de comorbilidad ambos trastornos es multidireccional. Es decir, las perturbaciones del sueño pueden causar o empeorar los síntomas del TDAH, mientras que el TDAH predispone a la dificultad para el descanso.
Además, se cree que ambas condiciones tienen factores ambientales y genéticos comunes, aunque se trata de entidades diferentes. Por eso, vale la pena preguntarse la posibilidad de una coexistencia ante un niño con cualquiera de estos diagnósticos.
Problemas más comunes vinculados a los trastornos del sueño y el TDAH
Algunos de los problemas más comunes que experimentan los niños con ambas condiciones son los siguientes:
- Dificultades para dormirse (conciliar el sueño).
- Dificultades para dormir “de corrido” (mantener el sueño).
- Patrones de sueño inestables e irregulares.
- Dificultades para despertarse por la mañana o luego de la siesta.
- Somnolencia y cansancio durante el día.
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Pautas a tener en cuenta para regular los trastornos del sueño y el TDAH
La calidad del sueño y del descanso nocturno es esencial para la salud de nuestro cerebro y del resto del cuerpo.
El hábito de dormir no es una cuestión pasiva. Durante la noche, tienen lugar ciertos procesos dinámicos, neuroendócrinos y metabólicos, que le permiten a la persona reponerse de sus actividades, consolidad el aprendizaje, cuidar y fortalecer el sistema inmunológico, entre otras cuestiones. De allí la importancia de respetar el ritmo circadiano fisiológico y priorizar que se duerma de noche antes que de día.
Tal como señalan Mulas y colaboradores (2019), el mal descanso tiene un impacto negativo sobre la atención, la memoria, el lenguaje y la regulación del estado de ánimo y del comportamiento.
Por eso, a continuación te vamos a brindar algunas recomendaciones para ayudar a los niños con TDAH y trastornos del sueño:
- Llevar un registro diario de la rutina del sueño. Conocer qué actividades se hacen antes de ir a dormir y la hora a la que se acuestan los pequeños permite determinar los factores que alteran el descanso y corregirlos.
- Fomentar la actividad física. De esta manera, el cuerpo libera la energía contenida y se predispone mejor al descanso nocturno.
- Intentar establecer una rutina para el sueño. Dentro de lo posible, cenar e ir a la cama a la misma hora cada día.
- Procurar una cena ligera, libre de sustancias estimulantes, como los energizantes o los azúcares.
- Evitar el uso de dispositivos de pantallas (computadoras, tabletas o consolas de videojuegos) en las horas próximas al sueño, ya que activan al cerebro y dificultan su buen descanso.
- Si durante el día los pequeños están muy cansados, permitir siestas muy breves, de no más de 30 minutos. De tal modo, servirán para renovar la energía, sin dificultar el sueño de la noche.
- Enseñar técnicas de relajación y de respiración a los niños. Aquí también se puede aprovechar para generar un espacio de diálogo, que ayude a tranquilizarlos. Por ejemplo, preguntarles cómo se sintieron durante el día, cómo se encuentran o si están preocupados por algo.
- Ayudarlos a organizarse durante el día. Así, no se sentirán agobiados a la noche con mil pendientes aún por cumplir. De este modo, a una determinada hora de la jornada, podrán empezar a desconectar de sus obligaciones.
¡Cuidar el sueño es también cuidar el día!
A todos nos resultan conocidos los efectos perjudiciales de tener un mal descanso, no hace falta que nos lo cuenten: al día siguiente no somos tan productivos, estamos más irritables, molestos y menos atentos.
En el caso de los niños con TDAH estos efectos se potencian y por eso, como parte del tratamiento, es muy importante implementar una buena higiene del sueño.
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