Para qué sirven las rutinas a tu hijo

Para qué sirven las rutinas a tu hijo
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 09 julio, 2020

Antes de entrar en calor, la psicóloga y madre de dos niñas, Nathalie Sánchez, explica lo siguiente: las rutinas son importantes, los horarios estrictos no.

¿Los horarios pueden ser flexibles?, le comento a Nathalie Sánchez y ella responde: Fomentar la flexibilidad es importante porque te da capacidad de adaptación. Entonces es necesario preguntarnos cómo nos adaptamos a un mundo tan cambiante si no somos capaces de flexibilizar nuestras estructuras, sobre todo las mentales. “La vida es cambio” dicen los budistas, y debemos preparar a nuestros hijos para ello.

Sánchez puntualiza que hay quienes suelen confundir rutinas con horarios, y definitivamente no son lo mismo. Lo importante de las rutinas, explica, es que los niños no tienen concepto del tiempo, no saben cuánto es media hora o una hora, y la rutina les ayuda a saber qué hacer después de cada cosa, o qué sucederá después de alguna actividad en concreto.

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Las rutinas ofrecen seguridad

“Los niños no tienen noción exacta de cómo transcurre el día, pero cuando existen rutinas, el niño puede saber qué pasará”, expone la experta. Por ejemplo, con una rutina a grandes rasgos, un niño sabe que primero se levanta de la cama, luego se lava la cara y se cepilla los dientes y después come y se va a la escuela. Con esta rutina a grandes rasgos el niño puede anticiparse, o asimilar lo que va a ocurrir después.

Y si el niño tiene una idea de qué es lo que ocurre después de cada cosa, siente estabilidad y seguridad. “Los niños, cuando se angustian, le dan la impresión a sus padres de que se portan mal, pero realmente lo que les sucede es que no comprenden qué es lo que se debe hacer o no”, apunta la psicóloga.

Por ejemplo, Sánchez dice que a un niño que después de bañarse todas las noches se le acostumbra a ir a dormir, durante el baño tiene tiempo de asimilar que se acerca la hora de dormir, no tienen planes de jugar, de ver televisión o emprender actividades porque puede anticiparse un poquito a la idea de que todas las noches después de que se baña, va a dormir.

Un artículo de psicología refuerza lo ya dicho por Sánchez: Los niños necesitan seguir una rutina para sentirse seguros y tranquilos en su ambiente.

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Las rutinas lo ayudan a identificar

Por otra parte, subraya el artículo, si establecemos rutinas adecuadas y el niño aprende que cada actividad tiene su momento, con la repetición irá aprendiendo a autorregularse.

El niño poco a poco será capaz de pensar: “no me levanto de la mesa para ir a jugar, porque sé que después tendré un rato para eso; tengo que ordenar los juguetes que he utilizado antes de irme a bañar…”, lo que le ayuda a comprender mejor su entorno y le permite desarrollar su autocontrol e independencia.

Los hábitos son un aprendizaje más, por lo tanto no se adquieren de forma inmediata, se aprenden repitiendo y practicando. Si tenemos esto en mente a la hora de incorporar una nueva rutina posiblemente nos resulte más fácil tener la paciencia necesaria para que nuestro hijo haga suyo el aprendizaje.

Si por el contrario, nos desesperamos y exigimos más de lo que el niño puede darnos, posiblemente estaremos convirtiendo el hábito, sea el que sea, en una experiencia aversiva y desagradable que el niño no querrá repetir. Un artículo del blog del diario El País de España nos regala algunos consejos para lidiar cuando estamos tratando de enseñar a nuestros hijos:

  • No des órdenes contradictorias.
  • Si le dices a tu hijo que se duche, que recoja su cuarto y que se siente a la mesa, sin indicarle el orden, igual lo bloqueas. Dile lo primero qué tiene que hacer, y cuando haya finalizado, lo segundo. Si tu hijo tiene edad para memorizar varias órdenes, enuméralas, dile cuál es su prioridad. No esperes que él la sepa, porque tiene las propias.

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