Sin premios ni castigos, desarrollemos el autocontrol

Quizá puede parecer difícil, pues desarrollar el autocontrol es algo abstracto. Sin embargo, hay algunas maneras eficaces de hacerlo con el día a día.
Sin premios ni castigos, desarrollemos el autocontrol
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 01 junio, 2021

Cuando desarrollamos el autocontrol comienzan a sobrar los premios y castigos, es totalmente posible educar con disciplina por medio del reconocimiento de las emociones personales. Es habitual que perdamos la paciencia ante las rabietas de los niños o sintamos la necesidad de premiar la superación de los pequeños, sin embargo, los especialistas creen que actuando de esta forma tenemos más riesgos de cometer errores.

En ocasiones el premio se ofrece como medida de control, por ejemplo, “si te tranquilizas te compro un helado”; como sabemos, la indisciplina no se negocia y mucho menos se premia, entonces probablemente nos estemos equivocando. Por su parte, el castigo tiende a ser injusto y muchas veces desmedido, por eso podría provocar una reacción más intensa por parte del niño.

Para evitar que ciertas situaciones se salgan de control, las medidas deben ser más que todo preventivas. Un niño no debería perder los estribos con facilidad, pero si fuera el caso, es conveniente trabajar en el autocontrol desde el principio. Hoy en día, los expertos han diseñado múltiples estrategias que favorecen la disciplina por medio del reconocimiento y la reflexión.

¿Cómo desarrollar el autocontrol en los niños?

A veces actuamos de manera impulsiva solo para salir de la crisis del momento, pero es posible que esta falta de autocontrol se la estemos trasmitiendo al niño. Una de las principales medidas para desarrollar el autocontrol en nuestros hijos, es autocontrolarnos nosotros mismos, pues los pequeños toman el ejemplo de sus padres en todas sus facetas.

Como adultos conocemos más herramientas para frenar nuestros impulsos y poder actuar según los planes o las normas; esto es algo que los niños van aprendiendo también con el tiempo. Sin embargo, algunos pequeños son más impulsivos que otros, por lo cual necesitan desarrollar con mayor premura el autocontrol.

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La disciplina en gran medida se logra por la capacidad que todos tenemos para controlar nuestros impulsos. Saber que existen normas y poder cumplirlas es un hecho que se deriva de una constante necesidad de autocontrolarnos; esto se relaciona también con capacidades innatas del ser humano, especialmente determinadas por la inteligencia.

Aunque puede haber versiones encontradas al respecto, poco a poco se va eliminando la estrategia del premio y el castigo; pero esto solo lo logran quienes tienen verdadero interés en ello. Está de más decir que es mucho más fácil castigar a un niño que educar su conducta por medio de medidas concretas y constantes, pero sin darnos cuenta hemos estado trabajando en esto desde los primeros meses.

Por lo general los niños no son puestos al tanto de los motivos de una prohibición, solo se les pide que no lo hagan. En gran medida  pedimos a un pequeño con muy poca experiencia que controle sus impulsos solo “porque yo digo”, algo que definitivamente funciona, pero que no es permanente, porque a medida que su intelecto y capacidad de razonamiento se desarrolla, pronto también comenzará a desafiar las directrices de sus padres.

No obstante, si desarrollamos el autocontrol desde las emociones y el respeto, posiblemente el razonamiento del niño termine dándole indicios de cómo debe continuar su actitud. Las pautas para mejorar los resultados, han sido diseñadas por los expertos y para toda la familia, podemos convertirlas en herramientas cotidianas de la siguiente manera.

  • Establecer límites. Es muy importante que los niños estén educados para cumplir con los límites preestablecidos, por eso se recomienda que los enteremos con anticipación de aquello que está permitido y lo que no. Esto nos ayudará a corregirlos cuando sea necesario, pues sabrá que es incorrecta su actitud.
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  • Fijar horarios. Cumplir horarios y seguir rutinas contribuye a mejorar la convivencia, una vez que los niños se acostumbren a realizar las mismas actividades en el horario establecido, es más sencillo mantener la disciplina. También se evita que armen berrinches motivados por cambios de planes o por alguna negativa, pues conocerán perfectamente las normas.
  • Dar el ejemplo. Para fomentar el autocontrol es muy importante que demos el mejor ejemplo a nuestros hijos, ellos aprenden mucho de la conducta de sus padres, por eso conviene comenzar a controlar nuestros impulsos para beneficio de la familia
  • Comprender las emociones. Muchas veces las rabietas de los niños indican que está expresando una emoción quizá justificada, por eso es preciso observar con cuidado e intentar comprender sus sentimientos. Darles especio para que reflexionen y consigan la calma a veces conviene más que cualquier intervención
  • Aplica estrategias. Para educar a los niños existen diversas estrategias especialmente diseñadas para ellos, podemos utilizar los cuentos con moralejas sobre el autocontrol y juegos que impliquen esperar para ganar. El juego es un elemento clave de la educación en los niños, es por ello que no debe faltar en el hogar si queremos que una enseñanza perdure.

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