Querido presidente: "¿Puede traer a Omran a mi casa? Puede ser mi nuevo hermano"
Todos deberíamos ser como Álex, dijo el presidente Obama en las Naciones Unidas. Un niño de 6 años que tras ver la imagen de Omran, el niño sirio de la ambulancia, le ha pedido que lo traiga a su casa: porque quiere ser su hermano, porque desea ofrecerle su hogar, sus juguetes y su ayuda.
La imagen que encabeza este artículo ha dado la vuelta al mundo durante los dos últimos días. Este niño de Nueva York le escribió una carta al presidente Obama después de ver las impactantes imágenes de Omran Daqneesh, el niño sirio que fue rescatado con vida tras un bombardeo en Alepo.
La verdad es que poco sabemos ya de este pequeño desde que el pasado agosto, su mirada, su rostro sucio y su inocencia, se convirtiera en símbolo del horror de una guerra incomprensible y devastadora. Sin embargo, los niños conectan profundamente con este tipo de imágenes en las que se se sienten más identificados que los adultos. De ahí, que el pequeño Álex no pudiera borrar de su mente a Omran.
Es posible que como madres, como padres, se nos escape, pero nuestros hijos no son ajenos a todo lo que ven en las noticias. Ellos, no normalizan las guerras. No disuelven esos dramas como nosotros mientras comemos o cenamos. Los niños empatizan. Los niños no ven a sirios, no ven a iraquíes, ven a criaturas de su edad que sufren.
La carta que Álex le escribió al presidente Obama llegó a su destino. A pesar de no saber si su deseo se cumplirá o no, sus líneas han conseguido uno de sus objetivos: sensibilizar a todo el mundo. Además, nos ha hecho recordar una vez más, la gran labor que tenemos con nuestros hijos.
La de dar al mundo generaciones futuras más respetuosas, más dignas y capaces de coexistir en paz sea cual sea nuestra raza, religión o país de origen.
Omran y Álex, mundos diferentes, corazones iguales
Omram tiene cuatro años, Álex, seis. Omran nació en Siria, y Álex, por su parte, tuvo la suerte de venir al mundo en Estados Unidos. Estas son las dos únicas cosas que los diferencian. Por lo demás, no dejarían de ser dos niños con las mismas semejanzas y necesidades: jugar, crecer, descubrir el mundo, divertirse, amar y ser amados.
Sin embargo, uno de ellos arrastrará para siempre un trauma profundo y devastador. El de haber vivido una guerra y haber perdido a parte de su familia. Esas, son heridas que tanto Omran como el resto de niños de esta guerra, interiorizarán como una herida invisible que posiblemente, no cicatrizará nunca.
Mundos diferentes, mapas distantes y sin embargo, los corazones de estos niños laten del mismo modo. ¿Por qué el mundo es a veces tan injusto? Esto mismo debió preguntarse Álex cuando una noche, vio a Omran en el televisor de su casa de Nueva York.
La carta de Álex al presidente Obama
Con letra desordenada pero pulso firme, el pequeño Álex se decidió a dar voz a sus deseos. No era una carta de Papá Noel. Era toda una declaración de intenciones hacia el presidente Obama. En ella, además, impacta el deseo auténtico de un niño por integrar a otro en su mundo, para darle apoyo, afecto y esa “normalidad” de una vida tranquila que tanto necesitan los niños que llegan de contextos bélicos.
“Querido presidente Obama,
¿Recuerda al niño al que recogió una ambulancia en Siria? ¿Puede, por favor, encontrarlo y traerlo a mi casa?
Aparquen en la calle, todos les estaremos esperando con banderas, flores y globos. Le daremos una familia y Omran será nuestro nuevo hermano. Catherine, mi hermana pequeña, cazará mariposas y luciérnagas para él.
En mi escuela, tengo un amigo que también es de Siria, se llama Omar. Se lo presentaré y todos podremos jugar todos juntos. Le invitaremos a fiestas de cumpleaños y él nos enseñará otro idioma. Nosotros podemos enseñarle inglés, como hicimos con mi amigo japonés Aoto.
Por favor, dígale a Omran que Alex será su hermano, que es un chico muy amable, como él.
Como no traerá juguetes, porque no tiene ninguno, Catherine compartirá con él su peluche azul, yo le prestaré mi bicicleta y le enseñaré a usarla.
Le enseñaré a sumar y restar y él podrá usar el pingüino verde de Catherine, que no deja que nadie toque.
Muchas gracias,
Álex.”
La importancia de educar en VALORES
El presidente Obama quedó sin duda, muy impactado ante la carta de este niño de 6 años. Tanto, que envió al personal de la Casa Blanca para conocer al protagonista y grabarlo mientras leía su propio texto. Más tarde, Obama enseñaría el video en Naciones Unidas.
Dejando a un lado la dimensión política que adquirió más tarde esta historia, hay algo que nos interesa de verdad: sus dos protagonistas. De momento aún no sabemos nada de Omram. Por su parte, el pequeño Álex nos ha dado auténticas lecciones que no deben ser olvidadas:
- Los niños ven, sienten y sufren cuando ven ciertas escenas en la televisión. No se trata en absoluto de cambiar de canal o de cerrarles los ojos ante estos dramas. Se trata de educar.
- Las guerras existen y de nada sirve ponerle una venda a nuestros hijos ante lo que ven en las noticias. Hemos de hablar, de argumentar y de decir siempre la verdad. Las guerras son lo más cruel del ser humano, y estos conflictos surgen por diferencias de etnia, raza, religión, política…
- Eduquemos en valores. Eduquemos no solo en el respeto al “diferente”, sino a tener curiosidad hacia todo aquello “que no sea como yo” y que me permita aprender. Álex refleja su interés por aprender el idioma de Omram, a la vez que tiende su mano para ayudarle con el inglés, como a hecho con su amigo japonés.
Educar en igualdad, en respeto hacia los demás y en afecto hacia nuestros semejantes es sembrar la semilla del futuro. En nuestra mano está crear un mañana más digno con niños como Álex y Omran que lejos de odiarse, eligen crecer juntos.
Como hermanos.