¿Qué es la difteria?
La difteria es una enfermedad infecciosa de las vías respiratorias superiores causada por la bacteria Corynebacterium diphtheriae. Aunque es bastante contagiosa, no es tan frecuente que aparezca en países desarrollados, debido a que existe una vacuna para evitarla. Suele propagarse en zonas donde las personas no están vacunadas.
¿Cómo se transmite la difteria?
Corynebacterium diphtheriae es un microorganismo capaz de habitar y reproducirse en la mucosa de las vías respiratorias superiores, cuyo único reservorio es el ser humano. Por tal motivo, la enfermedad se transmite a través de los siguientes mecanismos:
- Gotas transmitidos por el aire: las secreciones expulsadas en forma de gotas por las personas infectadas durante la tos y los estornudos actúan como vehículo de transmisión. Al inhalar estas partículas, las personas sanas adquieren al agente patógeno. Estudios afirman que la transmisión es más fácil al estar a menos de un metro de la persona infectada y en condiciones de hacinamiento.
- Contacto con objetos contaminados: las personas también pueden infectarse al tocar y manipular objetos personales o artículos domésticos que han entrado en contacto con el individuo infectado. Tal es el caso de las toallas, los pañuelos y los juguetes.
Factores de riesgo
Por lo general, la infección es más frecuente en niños y ancianos que carecen de una vacunación oportuna. De igual forma, las malas condiciones higiénicas, el hacinamiento y la insalubridad generan un ambiente ideal para el contagio de la difteria. Además, viajar a zonas endémicas de la enfermedad también aumenta el riesgo de infección.
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Síntomas de la difteria
Muchas de las personas infectadas suelen no presentar síntomas fuertes, pero en otros casos incluso puede causar la muerte. La enfermedad produce una serie de toxinas que llegan hasta el torrente sanguíneo para luego pasar al corazón, el cerebro u otros órganos, causando un grave daño en ellos. Algunos de los síntomas son:
- Tos.
- Fiebre y escalofríos.
- Pérdida del apetito.
- Ronquera y sibilancias.
- Dolor de garganta.
- Fatiga y malestar general.
- Aumento de la secreción nasal.
- Dificultad para respirar y tragar.
- Obstrucción de las vías respiratorias.
- Aparición de membranas grisáceas y densas en la garganta, las amígdalas y la nariz.
- Presencia de ganglios linfáticos inflamados en el cuello.
Difteria de la piel
Esta enfermedad también puede afectar la piel y provocar reacciones típicas de enrojecimiento, dolor e inflamación. Así mismo, puede generar la aparición de úlceras recubiertas por una membrana gris.
Al igual que la difteria que afecta las vías respiratorias, la difteria cutánea también se puede producir en regiones tropicales y es más recurrente que se infecten personas que viven en condición de hacinamiento.
Complicaciones de la difteria
La difteria es una enfermedad que tiene un periodo de incubación de 2 a 5 días y sus toxinas suelen afectar a varios órganos vitales. Por ello, es de suma importancia prestar atención ante la posible aparición de cualquiera de los síntomas. A continuación exponemos las complicaciones que puede causar la difteria si no se trata a tiempo:
1. Daños en el sistema nervioso
Cuando la enfermedad afecta los nervios, puede ocurrir debilidad o parálisis muscular, lo que genera dificultades para caminar, tragar e incluso hablar. En el peor de los casos, la persona con difteria que no ha recibido atención médica puede fallecer producto de la parálisis de los músculos que se encargan del proceso respiratorio.
2. Daños en el corazón
Como mencionamos anteriormente, esta enfermedad produce toxinas que llegan hasta el torrente sanguíneo y afectan a órganos vitales, entre ellos el corazón. Puede causar la inflamación del músculo cardíaco o miocarditis, lo que a largo plazo condiciona el desarrollo de insuficiencia cardíaca. Se pueden evidenciar daños en este órgano con la aparición de fatiga y palpitaciones consecuentes.
3. Obstrucción respiratoria
En general, la difteria suele originar placas densas a nivel de la nariz y la garganta que dificultan el paso del aire a los pulmones. En casos avanzados, puede existir una oclusión severa de la vía respiratoria que comprometa totalmente la ventilación pulmonar y pueda causar la muerte.
En algunos casos, la difteria también puede afectar los riñones. Por lo general, el tratamiento médico oportuno permite superar estas complicaciones de forma paulatina. Las personas con mayor riesgo de severidad son los adultos mayores de 40 años y los niños menores de 5 años.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico de la difteria se realiza por clínica y exámenes de laboratorio. Ante la presencia de los síntomas típicos de la infección, el médico suele solicitar la realización de un cultivo de una muestra extraída de la garganta o la nariz. El cultivo permite identificar al agente patógeno y confirmar el diagnóstico. Las muestras de las lesiones de piel también pueden ser estudiadas en laboratorio.
Tratamiento de la difteria
Ante la sospecha de la enfermedad es importante iniciar el tratamiento lo antes posible, incluso antes de haber obtenido un diagnóstico definitivo. En general, para tratar a las personas con difteria se requiere el ingreso hospitalario bajo vigilancia profesional.
Asimismo, es fundamental el aislamiento del paciente, debido a que se contagia fácilmente. En casos más delicados, incluso se requiere que el paciente sea trasladado a cuidados intensivos. El tratamiento se basa principalmente en lo siguiente:
- Antibióticos
Se encargan de eliminar las bacterias que se encuentran presentes en el cuerpo, lo que disminuye las posibilidades de que la enfermedad se propague más fácilmente y se puedan contagiar otras personas. Generalmente, los antibióticos más utilizados son la penicilina o la eritromicina.
- Antitoxina
Se administra de forma intravenosa o intramuscular y con ella se neutraliza el avance de la infección hacia el torrente sanguíneo, lo que evita que llegue a los órganos vitales. La antitoxina puede causar reacciones alérgicas en algunas personas, por lo que se deben realizar pruebas cutáneas de alergia antes de suministrarla.
Prevención de la difteria
La vacuna DTaP previene la difteria y otras enfermedades graves. Esta consiste en una toxina inactiva que no causa daños en el organismo y lleva a cabo la producción de anticuerpos capaces de neutralizar bacterias diftéricas. Así evitan la aparición de la enfermedad.
Para que sea lo suficientemente efectiva, es necesario administrar a los niños cinco dosis de la vacuna DTaP. La vacunación en la edad pediátrica se realiza en el brazo o en el muslo a los 2 meses, 4 meses, 6 meses, 15 a 18 meses y 4 a 6 años. Algunos pequeños pueden presentar fiebre leve, irritabilidad, somnolencia y dolor en el sitio de inyección posterior a la vacunación.
En el caso de los adultos, es necesario recibir la dosis de refuerzo cada 10 años. Además, a las personas que puedan viajar a zonas donde exista la posibilidad de contagio o hayan tenido contacto con una persona infectada con difteria, también se les recomienda ponerse la dosis de recuerdo. Esto no aplica para quienes se hayan vacunado en los últimos cinco años.
Aunque la difteria es una enfermedad que se considera de bajo riesgo debido a la existencia de la vacuna, es importante tener información sobre ella porque es muy fácil de propagar y en climas tropicales suele ser común. La prevención temprana podría evitar cualquier complicación.
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