Parto sin epidural: lo que hay que saber

Un parto sin epidural puede considerarse más "natural", aunque inevitablemente traerá algunas molestias para la madre. Descubre más a continuación.
Parto sin epidural: lo que hay que saber
Francisco María García

Escrito y verificado por el abogado Francisco María García.

Última actualización: 12 agosto, 2021

Cuando inicia el trabajo de parto, la madre tiene la opción de avanzar con control de dolor o sin él. La forma más común es suministrando una pequeña dosis de anestesia local. Sin embargo, el parto sin epidural es posible.

La epidural es una técnica de anestesia que se aplica para controlar el dolor de las contracciones.  La madre seguirá sintiendo la contracción de su útero, pero sin sufrimiento.

La epidural solo controla los dolores asociados a las contracciones. Por lo que no tiene un efecto anestésico sobre la mujer.

Manejar un trabajo de parto sin dolor, permite que la madre se concentre en su labor. Las técnicas de respiración son más precisas. También el trabajo de empujar, cuando llega el momento de hacerlo. Por otro lado, la madre no sufre tanto y su recuperación es más rápida.

Sin embargo, existen casos donde la epidural no es una opción. Esto se debe en principio a razones médicas. Un parto sin epidural es necesario cuando está en riesgo la vida de la madre o el bebé.

Razones para un parto sin epidural

  • La epidural no es solo una decisión. En algunos casos, hay mujeres que no pueden recibir dosis de este químico.
  • No se recomienda, cuando la madre presenta problemas de coagulación sanguínea. O está bajo tratamiento de medicamentos anticoagulantes.
  • Hay personas que son alérgicas. En estos casos, la epidural podría generar una reacción alérgica extensiva al bebé.
  • Existen situaciones donde la epidural ha tenido el efecto de una analgesia general. Adormeciendo completamente a la madre, sin que pueda participar en el trabajo de parto. Lo cual pone en riesgo al bebé.
  • No debe colocarse si la columna de la madre presenta alguna deformación. La zona epidural está ubicada en la parte baja de la columna vertebral. Para acceder a ella, hace falta que la madre se siente y arquee su espalda.
    Mujer embarazada con lumbago.
  • En casos de malformaciones en la columna, se hace más peligrosa la aplicación de esta anestesia.
  • Otra razón para tener un parto sin epidural es que el trabajo ha avanzado mucho. Lo recomendable es que la anestesia se ponga ante 4 centímetros de dilatación.
  • Si la madre entró en trabajo de parto, las contracciones dificultarán la colocación de la epidural. O carecerá de sentido ponerla. La espera máxima para suministrar la epidural es 8 centímetros de dilatación.

Riesgos asociados a la epidural

En líneas generales, existe un bajo riesgo sobre la aplicación de la epidural. El mayor supone problemas al momento de la punción.

La epidural se suministra a través de un catéter que se instala en la parte baja de la columna. Justamente donde se ubica la duramadre, membrana que recubre a la médula.

Si la parturienta realiza algún movimiento brusco durante la aplicación, puede causar lesiones en la columna. Existen casos donde el catéter se mueve y la recuperación de la anestesia es lenta o parcial. Esto puede causar adormecimiento de una o ambas piernas.

En el caso del bebé, el riesgo es aún menor. Por lo general, la epidural aumenta la temperatura corporal de la madre. Si el parto se prolonga, puede ocurrir lo mismo en el bebé. Otros efectos secundarios pueden ser:

  • Escalofríos.
  • Cefalea.
  • Mareos.

Técnicas para un parto sin epidural

Cuando se ha decidido tener un parto sin epidural, algunas técnicas son útiles en el control del dolor. Lo primero que se debe hacer es mantener la calma y evitar el estrés.

Los nervios son la primera causa de angustia en la madre. Lo que desencadena la pérdida del control sobre su cuerpo. La parturienta se debe mantener concentrada en las indicaciones de trabajo de parto.

Mujer en labor de parto haciendo respiraciones profundas.

Técnicas de respiración

Los patrones de respiración son muy importantes para mantener la energía corporal en la labor de parto. A medida que avanzan las contracciones, las técnicas respiratorias varían. Se inicia con respiraciones abdominales, largas y profundas, y se termina con respiraciones cortas para facilitar la puja.

Partos de agua y masajes

Los partos en agua son muy comunes para quienes no desean la epidural. Un baño en agua caliente relaja los músculos y disminuye el miedo y la ansiedad. Además, mediante esta técnica, el proceso de expulsión es más rápido y fácil.

Por otra parte, los masajes en la zona lumbar pueden ayudar a relajar la pelvis. Disminuyen el malestar causado por la presión del bebé. También se pueden hacer uso de compresas calientes en esa zona.


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