"No hables con extraños": ¿Cómo evito su relación con desconocidos?

Tu niño crece tan rápido que no puede parar de hablar, incluso con extraños, lo cual representa cierto peligro. ¿Cómo evito su relación con desconocidos?.
"No hables con extraños": ¿Cómo evito su relación con desconocidos?
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 08 febrero, 2021

Tu hijo alcanzó los 3 años y surgen nuevas preocupaciones. ¿Acaso no empezó a saludar, hablar y pelear con cuanto extraño cruza en la calle? Prepárate, porque antes de lo que pensabas comenzarás a pensar desesperada qué estrategias son válidas en pos de evitar su relación con desconocidos.

Por eso, en este artículo te contamos cómo puedes comenzar a hablarle al niño sobre el peligro que implica hablar con algunos extraños, un concepto que seguro tu madre te inculcó desde pequeña para evitar irse con personas que no conocías.

Demuéstrale al niño el riesgo que conlleva su relación con desconocidos, por muy amables y simpáticos que parezcan, puesto que desgraciadamente hay gente que puede hacerle daño, por lo que no se puede confiar a priori en ellos por más atraído y fascinado que se sienta por ese extraño.

¿Qué debe saber mi hijo sobre su relación con desconocidos?

Por supuesto, los nenes de 2 y 3 años no saben lo que es una persona desconocida y, menos aún, pueden distinguir quién es inofensivo y quién no. De la misma manera, estos chicos no están preparados para conversar sobre el trato que se debe dar a los extraños.

Seguramente a los 4 años, los niños ya escucharon hablar del riesgo de hablar con desconocidos, por lo que es viable mantener un diálogo en torno a su seguridad. Una vez escolarizado, el pequeño comprenderá que algunos extraños son peligrosos, aunque podrían fiarse de los que le resulten agradables.

Entonces, es fundamental hablar con tu hijo sobre la confianza y la relación con desconocidos, pero con las palabras adecuadas a fin de brindarle un enfoque acertado a la problemática eje del discurso. No se trata de asustarlos o traumarlos, sino de dar aviso sobre el peligro real que los extraños implican.

De esta forma, ayudas desde corta edad al chico a ser cauteloso para estar a salvo mientras que disminuyes la ansiedad tuya y de tu marido mediante un paquete de medidas simples que dan inicio al proceso de aprendizaje concerniente a su seguridad.

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Consejos para evitar su relación con desconocidos

Qué felicidad te da ver a tu pequeñín interactuando con otros niñitos. Ahora bien, cuando una persona mayor se acerca, se enciende la luz roja, motivo suficiente para comenzar a enseñarle a tratar con ajenos. Pero, ¿tienes claro por dónde empezar?.

  • Explícale con claridad y recomienda consultarte. Si no utilizas las palabras correctas para ganar en claridad y precisión, la criatura le tendrá miedo a cualquier adulto que se le acerque, puesto que bien pueden malinterpretar cualquier advertencia que le hagas.

No alcanza con la prohibición “no hables con extraños”, sino que sería conveniente que el chico te consulte a tí o a otro mayor si puede mantener una relación con desconocidos. Recuerda que se trata de un concepto difícil de comprender para un niño.

  • Enséñale a reaccionar ante cualquier eventualidad y a pedir ayuda a quien corresponda. Explícale que si se pierde en el paseo, lo mejor es que permanezca en el lugar y que pida ayuda al personal del sitio, como empleados de limpieza o de seguridad, entre otros.

Sería bueno entonces que el chico sepa a la perfección su nombre y apellido, así como el tuyo y el de su padre, para que los contacten fácilmente en tal caso. Esto bien podría aprenderlo a los 4 años y dominarlo a los 5.

  • Demuéstrale que los adultos no piden ayuda a los menores. Es un consejo curioso pero efectivo para aquellos casos en los que los grandes alejan a los niños de los lugares públicos pidiéndoles ayuda o direcciones, suben a los chicos a un coche sin permiso de sus padres o los convencen de salir de su casa. Lo ideal es que el chico entienda que los adultos, por ser más sabios, no deberían pedirle ayuda a los menores en proceso de formación y aprendizaje, por lo que hay que avisar a mami y a papi.
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  • ¿Qué tal si obviamos su nombre? Las madres solemos tener la costumbre de rotularlo todo con el nombre de nuestros hijos: mochilas, abrigos, taxas, individuales, zapatillas y cualquier otro objeto capaz de perderse o confundirse con el de algún compañerito. Sin embargo, para evitar su relación con desconocidos, quizás sea conveniente evitar poner el nombre del menor en aquellos lugares visibles puesto que el extraño puede llamarlo por el nombre, lo cual despertará la confianza del niño al corroborar que lo conoce en tanto sabe su mote.
  • Prohíbe los secretos en casa. Es de vital importancia que al interior del hogar no existan los secretos, más aún si en él habitan niños. ¿Por qué una medida tan extrema? Simple, porque es fundamental que el pequeño pueda acudir a tí para contarte lo que sucede cada vez que alguien le pida “no le digan a nadie”.
  • Propón un juego: “¿Qué hacer si…?” Se trata simplemente de practicar una serie de planes con tus hijos, ponlos a pensar qué pueden y deben hacer si se pierden en determinados lugares, si no llegas por ellos a la escuela a tiempo y si algún mayor les hace un proposición o desea darles un obsequio.
  • ¿Y con el uso de Internet? Explícale a los menores que la red es muy peligrosa dado que existen perfiles falsos y detrás de ellos se esconde gente perversa con malas intenciones. Por esto mismo, no es aconsejable que platiquen con desconocidos. Del mismo modo, en el caso del ciberespacio, no se debe brindar información de ningún tipo, enviar fotos ni acordar encuentros por ningún motivo. Previene a tus hijos de todos los peligros que se esconden detrás de esta valiosa pero riesgosa herramienta que nos ofrece la tecnología.
  • Machaca, machaca, machaca. No te canses de repetir por qué no debe mantener esa relación con desconocidos en tanto los chicos en edad preescolar aprenden, precisamente, mediante la repetición. Así que no te apenes por reiterar una y otra vez las reglas siempre que se dé la oportunidad.

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