¿Por qué no debes usar bastoncillos para limpiar los oídos a tu bebé?

El uso de los bastoncillos o hisopos es tan común que cuando se indica cómo utilizarlos correctamente, esto causa extrañeza e incluso recelo.
¿Por qué no debes usar bastoncillos para limpiar los oídos a tu bebé?

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 06 diciembre, 2021

Los bastoncillos para limpiar oídos no son los objetos más recomendados para llevar a cabo la higiene de los niños. Y aunque muchos afirman que el problema no es el bastoncillo en sí, sino el mal uso que se hace de él lo que puede provocar daños, el exceso de limpieza puede provocar que la cera y las partículas, en lugar de salir, sean empujadas al interior de los oídos.

Si conociéramos con más detalle la delicadeza de los oídos, no los limpiaríamos con tanto entusiasmo en los niños ni en nosotros mismos. La cera producida en la parte externa del oído tiene como principal función proteger el canal auditivo y el tímpano.

De esta manera, la cera a modo de sistema defensivo natural, evita el paso de suciedad, gérmenes e incluso insectos al interior. Además, cuando en casa eliminamos por completo la cera natural del oído del niño, en realidad provocaremos que se produzca más cera.

Eso sucede porque estamos estimulando las glándulas ceruminosas responsables de su producción. La verdad es que la mayoría de nosotros desconoce cómo deben usarse los bastoncillos, que incluso pueden dejar restos de algodón en el canal auditivo sin que lleguemos a notarlo.

Usa los bastoncillos con cuidado

Una reciente actualización en las recomendaciones de la Academia Americana de Otorrinolaringología advierte sobre las lesiones que estos bastoncillos pueden provocar en los niños. Estas van desde pequeñas dislocaciones en los finos huesos del oído a cortes, erosiones de la piel y, en el peor de los casos, perforación del tímpano.

Está comprobado que la tasa de pacientes con infecciones recurrentes es mucho más alta entre quienes usan los bastoncillos. De hecho, todo otorrino ha visto en alguna ocasión luxaciones de los huesecillos del oído medio y también, algunos casos extremos, como niños que se han metido bastoncillos en los oídos imitando a sus padres.

No deberíamos introducir en el oído del niño nada más pequeño que un dedo adulto, es decir nada que pase hacia dentro del oído. Ni tampoco sustancias como aceite, agua oxigenada o aerosoles.

Limpieza de los oídos

Para limpiar las orejas de los niños será suficiente un baño con un poco de agua tibia y jabón. Debes limpiar delicadamente el pabellón con un dedo, y sobre todo aclarar y secar bien el área porque de lo contrario pueden quedar restos de jabón que provocarán eccemas.

Las infecciones en niños causadas por una limpieza incorrecta pueden desembocar en otitis que, además de ser un proceso doloroso para ellos, a largo plazo y de forma recurrente está relacionada con la hipoacusia o pérdida de audición.

La otitis media es una afección que solo en casos extremos requiere tratamiento con antibiótico. Suele aparecer como consecuencia de un proceso gripal que ha atacado a las vías respiratorias altas y la fiebre es el mecanismo del cuerpo para defenderse como proceso natural. En realidad es un proceso duro para el niño.

Si alguna vez te encuentras con este tipo de infecciones, y el bebé tiene fiebre, para que el calor salga y baje la temperatura, coloca compresas de agua templada con limón en brazos y piernas o envolviendo al niño en un body humedecido en agua caliente.

El calor de la fiebre genera mucha dilatación de los vasos sanguíneos y el limón es vasoconstrictor y antiinflamatorio. También podemos aliviar el dolor del oído con saquitos calientes de cebolla o flores de manzanilla, sujetos a la oreja.

Las otitis media agudas son autolimitadas y se curan solas, visita al médico cuando se compliquen o cuando la sufran menores de dos años. Conviene diferenciar entre las infecciones víricas y las infecciones bacterianas, que podemos tratar.

Toda precaución es poca cuando se trata de niños menores de dos años y cuando las otitis son recurrentes, con una frecuencia de cinco otitis al año o tres en medio año. Para evitar problemas a largo plazo acude al especialista, que realizará un cultivo para comprobar cuál es el microorganismo que está provocando la infección.

Consejos para cuidar los oídos

La higiene de los oídos es fundamental pero no hay que caer en excesos.
  • Controla los síntomas de un exceso de cera. Estos son disminución de la audición, sensación de líquido rebosante en la oreja, tinnitus o zumbidos y distorsión en los sonidos.
  • Debes acudir al especialista en caso de que el niño tenga dolor indefinido en el oído no relacionado con un proceso catarral, ya que una otitis media o externa puede en realidad enmascarar exceso de cerumen.

¿Qué no se debe hacer?

  • No se debería introducir ningún objeto más pequeño que un dedo.
  • Bajo ningún concepto se deben utilizar velas para limpiar los oídos, ni gotas ni cualquier otro tipo de solución salina.
  • No se deben ignorar los síntomas o dar poca importancia a las molestias que se presenten. Es preferible acudir pronto a la consulta del especialista para una evaluación y diagnóstico temprano, que esperar a que se agraven las lesiones para dar inicio a un tratamiento.

En resumen, limpiar excesivamente los oídos, tanto de niños como de cualquier persona, es contraproducente porque deja la vía completamente libre a los insectos, gérmenes y otros agentes hacia el interior del canal auditivo. Es necesario mantener un equilibrio en lo que respecta la higiene y, ante la duda, consultar con el médico.


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