Neuronas espejo y educación
¿Has oído hablar de las neuronas espejo? Se trata de células que se activan cuando vemos que otra persona realiza una acción tal y como si fuera uno mismo quien la lleva a cabo. A continuación ahondaremos en la relación entre neuronas espejo y educación y sus particularidades.
Las neuronas espejo son el fiel reflejo de la complejidad del cerebro humano y de su infinita capacidad de asombrarnos constantemente.
A través de estudios en primates, el neurólogo italiano Giacomo Rizzolatti descubrió en el año 1996 una característica del cerebro humano que, posteriormente, también se observó en algunas aves. Es que el cerebro tiene la capacidad de poner a trabajar ciertas neuronas al observar un movimiento de otro ser.
¿Para qué lo hace? Los científicos destacan dos funciones principales: primero, la de empatía. Esto quiere decir ponernos en el lugar del otro para comprender sus pensamientos y emociones. La segunda, tal vez la más frecuente en los niños, es la del aprendizaje. Prácticamente todo lo que una persona aprende lo hace a través de la imitación de las acciones de otro.
Las neuronas espejo y las emociones
Este tipo de células no solo se activan al ver acciones motrices de otras personas, sino también al percibir sus expresiones. Se da porque estas neuronas están ligadas al sistema límbico, asociado al control de los instintos, las emociones y otras capacidades del intelecto humano como la atención y la memoria.
Así se explica, entonces, que al ver sonreír o llorar a otra persona, podamos sentir empatía y que se produzcan emociones similares en nuestro propio organismo.
“Las neuronas espejo no solo se activan al ver acciones motrices de otras personas, sino también al percibir sus expresiones”
Por otro lado, es destacable que esta función se pone en marcha desde una edad muy temprana en los humanos. Un bebé de apenas algunos meses de edad ya puede identificar los gestos de los demás, como por ejemplo la risa, y hasta imitarlos.
Neuronas espejo y educación: ¿cómo se conectan?
Como mencionamos anteriormente, las neuronas espejo están ligadas al sistema límbico y, por ende, al reconocimiento e imitación de las emociones.
En cuanto a la relación entre neuronas espejo y educación, se ha puesto el énfasis justamente en este aspecto. ¿Influyen los componentes emocionales en el proceso de aprendizaje?
Esto se ha analizado mediante diversos estudios, como contratar actores para que brinden clases histriónicas, entretenidas y cargadas de sentimientos empáticos (aunque de confuso nivel técnico) o pedir a jóvenes que evalúen a profesores que nunca conocieron a través de videos.
Los resultados indicaron que sí, la carga emocional de una clase puede favorecer el aprendizaje. Desde entonces, la relación entre neuronas espejo y educación comenzó a tenerse mucho más en cuenta.
Quedó demostrado que la activación de las neuronas espejo a través de cierta carga emocional aportada por el docente contribuye al proceso de interiorización de conocimientos o habilidades. En consecuencia, es recomendable propiciar la producción de debates, discusiones y clases abiertas en las que los estudiantes aporten su visión para la construcción de saberes.
Las neuronas espejo en nuestra vida cotidiana
Tras haber analizado la conexión entre neuronas espejo y educación, podemos “bajar” estos conceptos a nuestro día a día. La pregunta sería, entonces, ¿cómo se manifiesta el funcionamiento de las neuronas espejo?
En primer lugar, y como detallamos previamente, en el aprendizaje. Los bebés aprenden a expresarse imitando lo que hacen los demás. Aquí no hablamos solo de aprender a hablar, que representa apenas el 10% de la comunicación humana, sino también de gestos, tonos y otras expresiones no verbales.
Por otro lado, los especialistas destacan la importancia de las neuronas espejo para permitirnos “leer la mente de los demás”. Afirman esto porque, a partir de la generación de sentimientos similares a los que percibimos en el otro, podemos comprender mejor las emociones de la otra persona.
Más situaciones cotidianas donde se ponen en acción: al responder un saludo espontáneamente, al bostezar cuando otro lo acaba de hacer o al aplaudir cuando todos lo hacen en el teatro.
El valor de educar con el ejemplo
Si afirmamos que el ser humano, y sobre todo los niños, aprende a través de la imitación, podemos concluir que es a través de nuestras acciones como podemos causar el aprendizaje pretendido.
“A partir de la generación de sentimientos similares a los que percibimos en el otro podemos comprender mejor las emociones de la otra persona”
Si queremos que nuestro hijo sea paciente, compasivo y tolerante, no queda más que comportarnos de este modo cuando la situación lo merezca. Así, sus neuronas espejo producirán emociones similares y se generará en él una conducta acorde a los valores que queremos incentivar.
Finalmente, merece la pena destacar que estos ejemplos deben provenir no solo de sus padres, sino también de los educadores y de los medios de entretenimiento que el niño consuma. Entre estos últimos podemos enumerar la televisión, el cine, los videos de internet y los videojuegos. Recuerda: la imitación es la base de su aprendizaje.
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