Movimiento realfooding

Te presentamos el movimiento realfooding: la vuelta a la comida real no ultraprocesada.
Movimiento realfooding

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 23 mayo, 2019

En los últimos años se ha expandido, sobre todo en el mundo de las redes sociales, el término realfooding. Hemos podido ver como, día tras día, crecían los seguidores de este movimiento basado en el consumo de comida real, los llamados realfooders.  ¿Pero  sabemos en qué se basa esta nueva tendencia?

¿Qué es el movimiento realfooding?

Según su creador, Carlos Ríos, el movimiento realfooding consiste en seguir un estilo de vida basado en comer comida real y evitar los ultraprocesados.

Por lo tanto, más que una nueva moda, se trata de volver a consumir la comida “de toda la vida”, el regreso del puchero de la abuela y la alimentación basada en materias primas y no en productos elaborados con infinitas listas de ingredientes que son de todo menos beneficiosas para nuestra salud.

Aunque a simple vista pueda parecer que este movimiento nos anima a huir despavoridos de los supermercados, donde reinan estos ultraprocesados, lo cierto es que existe una categoría de alimentos permitidos.

Movimiento realfooding.

Dicha categoría incluye aquellos alimentos que, aunque sí han sufrido algún tipo de procesamiento, o bien industrial o artesanal, estos son inocuos o beneficiosos con respecto a las propiedades saludables intrínsecas del alimento. Además, estos procesos (mecánicos, físicos o químicos) se realizan con el objetivo de hacerlos más seguros, duraderos o facilitar su consumo.

Como ejemplos de estos procesados saludables que todos solemos consumir con más o menos frecuencia encontramos los siguientes:

  • Aceite de oliva virgen extra.
  • Leche UHT.
  • Fermentados lácteos (yogures o kéfir).
  • Legumbres de bote.
  • Conservas de pescados y mariscos.
  • Pasta integral.
  • Pan integral.
  • Verduras congeladas.

¿Por qué ser realfooder?

Los motivos que pueden empujarnos a seguir el realfooding, es decir, esta forma de alimentación, son múltiples y diversos. Uno de los principales factores que motiva a muchos a sumarse al cambio es la salud.

En las últimas décadas hemos podido ver cómo han aumentado de forma alarmante, y sin indicios de revertirse, las cifras de obesidad en todo el mundo, tanto en adultos como en niños, y con ello las enfermedades asociadas a esta patología, como por ejemplo, la diabetes mellitus tipo II, la hipertensión y las hipercolesterolemias, entre otras.

Puesto que la situación va en aumento, y de la mano de los malos hábitos alimentarios, donde incluimos el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados, para combatir esta ya considerada epidemia, es necesario realizar un cambio que empieza por incorporar hábitos de vida y alimentación saludables en el hogar.

Dentro de estos hábitos o prácticas debemos incluir el llevar una alimentación basada en el consumo de alimentos reales y saludables (frutas, verduras y hortalizas, legumbres, frutos secos y semillas, carnes magras, pescados, huevos y lácteos) y la práctica de actividad física diaria, que permitan mantener a largo plazo tanto el bienestar físico como psicológico de la sociedad.

¿Todos podemos ser realfooders?

Si os ha venido esta pregunta a la cabeza, la respuesta es un claro “sí”. Todos podemos y debemos dejar de lado los ultraprocesados y comer comida de verdad, desde los más pequeños de la casa hasta los más mayores.

En el caso de los niños, es, desde mi punto de vista, más beneficioso y efectivo a largo plazo, ya que es a edades tempranas del desarrollo cuando se instauran los hábitos de vida que nos caracterizarán y marcarán en la adultez.

Movimiento realfooding.

Pero, a veces, la implantación de estos hábitos en los niños no es sencilla. Por eso, os dejamos aquí unos cuantos consejos que os ayudarán en esta tarea:

  1. Elabora preparaciones coloridas y variadas. Si ponemos una pizca de imaginación, conseguiremos sorprenderles y hacer irresistibles los alimentos saludables.
  2. Elimina los ultraprocesados de la lista de la compra. Si en la despensa solo tenemos alimentos saludables, serán de los que echemos mano. Sin embargo, si tenemos alimentos insanos, aunque sean para consumir de forma ocasional, lo más probable es que se consuman con más frecuencia.
  3. Se su ejemplo. Los niños aprenden por imitación, no hay nada mejor que vean a sus iconos de referencia comiendo y disfrutando de buenos alimentos.
  4. Involúcralos en la alimentación de la casa. Llévalos a la compra y deja que te ayuden a cocinar, sin duda, no hay mejor forma de conocer los alimentos que experimentando con ellos.

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