Madres que ponen en práctica el método de “que nada me importe”
Ninguna mujer se inicia en la maternidad sabiendo lo que tiene que hacer. Por mucho que nos digan lo que sí funciona, todas las familias no son iguales. Muchas veces se juzga a las madres y la mayoría se ven juzgadas por otras mamás.
Algunas madres son juezas supremas, lo que ocasiona que las menos experimentadas sientan mucha presión. Sin embargo, hay un hecho indiscutible, la peor jueza puede ser nuestra propia cabeza. Es por ello que algunas madres han decidido tomar una iniciativa diferente, practicar el “que nada me importe”.
¿A qué se refiere el método de que nada me importe?
Muchas de las batallas que libramos en la maternidad se producen con nosotras mismas. La manera en que criamos no tiene un método específico. El bebé es diferente, el contexto, la rutina, todo varía de persona a persona. El temor de creer que estamos equivocadas es un obstáculo difícil de superar.
No permitirnos fallar puede ser más agotador que cualquier falla. La comparación constante con otras madres es la ruina, por eso, la decisión debe llegar. Para poner en práctica el que nada me importe, se precisa mucha valentía.
Este recurso fue implementado por una madre que decidió compartirlo. Muchas lo han puesto en práctica y resulta por una razón: funciona para cada una. Actuar como me funciona a mí y no a las demás.
De algún modo consiste en tener nuestros propios trucos y definir un estilo único. Querer imitar a las demás termina fallando. Sin embargo, desarrollar un método personalizado puede ser incluso envidiable.
Maternidad sin que importe nada
Cuando se habla de una maternidad sin que nada importe, se refiere a una maternidad sin preocupaciones. Que no me importe cómo o por qué otros padres hacen lo que hacen. No les importa nada en el sentido de qué hacer como madre. Las cosas se solucionan al momento con lo que mejor salga y listo. Así piensan esas madres que no se preocupan por las cosas que no son tan importantes.
La madre que no le importa nada no vive justificándose por cualquier cosa que hace o sobre las decisiones que toma. Por ejemplo, no tiene que explicar por qué fue o al supermercado, o por qué no pudo amamantar 2 años. Nada de aclarar si sale a trabajar o se queda en casa. Nada importa lo que piensen los vecinos, nadie nos ayuda con la crianza, nuestra familia es única.
Viven así porque se entiende que cada una de las personas están experimentando muchas cosas en sus vidas. Los padres están haciendo el intento de ir descubriendo la tarea más maravillosa paso a paso. Tener un hijo implica adaptarse a un nuevo ser a un contexto diferente, sin reglas específicas. El solo hecho de llenarse de preocupaciones también crea inseguridades a lo largo del desarrollo de los hijos.
Desde que nada me importa estoy mucho menos cansada
Compararse con los demás y hacer mejor las cosas para que las demás personas observen lo que haces es incómodo y agotador. Las madres que aplican este método han concluido en que se sienten menos cansadas. Tienen más energía, ya que curaron sus emociones desechando esas inseguridades y preocupaciones por las personas que las juzgan.
Se sienten más enfocadas en su familia y en sí mismas con toda esa energía que ahorran en pensamientos negativos. Aun siendo una persona a quien nada le importa, se puede valorar el esfuerzo y crecimiento personal. Crecen los hijos a la velocidad relajada de mamá y las tareas se cumplen en el momento que merecen.
Que nada me importe no implica descuidad a la familia, es desechar la perfección. Superar las presiones puede hacernos más productivas, felices y espontáneas. Sin necesidad de ser groseras, vamos a decirle a la vida que no nos importa la crítica injusta, somos autenticas, libres y prácticas.