Los juguetes no entienden de género

Los juguetes no entienden de género
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 06 agosto, 2020

Pasadas las navidades y aún en vísperas del día de Reyes hemos podido ver y seguimos viendo a padres como locos corriendo por los hipermercados intentando encontrar el juguete ideal para sus hijos. Todos tienen algo en común, algo que ni ellos mismos se dan cuenta. Muñecas y cocinitas para niñas, coches y balones para niños. Mochilas rosas para niñas con princesas o Hello Kitty, y negras, rojas o azules para los niños con dibujos de Cars, Spiderman o similar.

¿Quién marca los estereotipos? ¿Quién dice que a un niño no le puede gustar Peppa Pig o que a una niña no le puede gustar Cars? ¿Quién inventó la absurda regla de que el rosa es para las niñas y el azul para los niños? ¿No favorece esto a que nuestros niños sean superficiales y se fíen de los estereotipos antes que en la calidad humana de las personas?

A veces nos quejamos de los prejuicios y las superficialidades sin darnos cuenta de que nosotros mismos podemos estar de alguna manera inculcándoselo a nuestros hijos. ¿Cuántas veces hemos escuchado a una madre decir: “No, nena, los balones son para niños, mejor compramos esta muñeca”? Si nuestra hija quiere un balón y nuestro hijo una muñeca y les “obligamos” a cambiar sus gustos, ¿no estamos haciendo caso omiso a sus sentimientos?

Cambiar el hecho de que los juguetes no entienden de género

A veces olvidamos una verdad fundamental, los niños no ven la vida del mismo modo que nosotros. A ellos no les importa si lo que hay en ese momento para jugar es una cocinita, una muñeca, un puzzle, un balón o cualquier otra cosa, ¡solo quieren jugar! Si su amiguita quiere jugar a las cocinitas, tu hijo jugará, y si tu hijo quiere jugar al fútbol, su amiguita lo hará.

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Es cierto que los niños se burlan los unos de los otros si ven a un niño jugar con muñecas o si ven a una niña jugar al fútbol, pero, ¿de dónde provienen esos estereotipos? ¿No es lo que les hemos inculcado en casa y lo que desgraciadamente se ve la sociedad? ¡Cambiemos eso! Dejemos que nuestros hijos decidan lo que les gusta y lo que quieren o no quieren ser.

Consecuencias

Cohibir a un niño en sus deseos y sentimientos más íntimos le puede convertir en alguien introvertido que viva confundido el resto de su vida sin saber muy bien quién es. Eso le puede llevar a buscar la felicidad en cosas que no debe como el alcohol, las drogas o las malas compañías. ¿Qué más da si a tu hijo le gusta una camiseta rosa o si tu hija quiere unas zapatillas de fúltbol o apuntarse a karate?

Los estereotipos marcan que nuestras niñas deben ser princesitas y nuestros niños hombres rudos que nunca lloren. ¿Hará ese tipo de personas una sociedad mejor?

Mentiras sobre ir en contra de los estereotipos

¿Acaso una niña que juegue al fútbol no será femenina cuando crezca o tiene un niño que ser amanerado porque juegue con muñecas? No, y de nosotros depende que ellos no lo vean de ese modo y que de esa manera termine el bullying que tanto daño hace a nuestros pequeños.

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Vivimos en la era de la mujer independiente, una mujer que no ha sido criada con la única meta de casarse y tener hijos, sino de realizarse personal y profesionalmente. Vivimos en la era en que hay millones de hombres que viven solos y saben cocinar, planchar y lavar su ropa. Viendo esto, ¿no queda obsoleta la idea de que “los niños con los niños y las niñas con las niñas”?

El experimento: los juguetes no entienden de género

Un conocido supermercado francés decidió lanzar un nuevo catálogo donde el lema es: No hay juguetes para chicos o para chicas… Solo juguetes. Se decidieron a hacer esto después de haber experimentado que los niños van más allá de nuestros prejuicios, sexismos y estereotipos. Demostraron que los juguetes no entienden de género.

¿Cómo lo hicieron?

En una amplia superficie colocaron escenarios de niñas y de niños con juguetes que iban en relación a cada uno de los decorados. Tras las puertas, había unos 12 niños aproximadamente deseando qué sueños iban a ver cumplidos cuando las puertas se abrieran.

Y cuando se abrieron… sucedió los inesperado. Sin adultos que les dijeran con qué o con qué no podían jugar, cada niño decidió libremente y sin pensarlo mucho qué escenario y qué juguetes iba a escoger.

Lo sorprendente fue ver cómo las niñas quisieron jugar con trenes, coches y hasta hacer de mecánicas de grúas, mientras los niños disfrutaban pasando la aspiradora, haciendo de papás y hasta cocinando. ¿Que no te lo crees? Te mostramos un vídeo en nuestra página de facebook, ¡no te lo pierdas! ¡Búscalo!


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