Los dichos se olvidan, las enseñanzas se recuerdan toda la vida
Cuando pensamos en la educación de nuestros hijos, se nos vienen muchas dudas e incertidumbres a la cabeza. Incluso cuando no reflexionamos al respecto y simplemente debemos actuar. ¿Recurro a un dicho, esbozo una promesa o simplemente predico con el ejemplo? Todo lo que importa es dejar enseñanzas.
Pues, como reza el título del artículo, las enseñanzas se recuerdan toda la vida y se convierten nada más y nada menos que en el legado que deseas transmitir a tus hijos para que esos valores te hagan inmortal y continúen viajando de generación en generación.
En este sentido, vale recordar la tan acertada frase de Howard G. Hendricks:
“Las enseñanzas que dejan huella no son las que se hacen cabeza a cabeza, sino de corazón a corazón”.
¿Por qué dejar enseñanzas capaces de inmortalizarse?
La importancia de dejar estas enseñanzas marcadas a fuego en el corazón de los niños obedece justamente a que, desde el momento en el que te conviertes en madre, asumes la enorme responsabilidad de educar a los hombres y mujeres que llevan la bandera del futuro.
No se trata solo de causar un buen impacto en el mundo, sino el que harán los niños. Si quieres vivir en un mundo mejor, empieza por educar mejor a tus hijos y, para ello, recuerda que los dichos se olvidan mientras que las enseñanzas son las que perduran toda la vida.
Precisamente sobre este tema, Benjamin Franklin solía sostener:
“Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo”.
Y esto ocurre justamente cuando queremos inculcar las herramientas para que nuestros hijos empleen en su vida cotidiana adulta.
Pues, como dirían nuestros mayores, nadie puede quitarnos lo que sabemos, aprendimos y/o vivimos. Esto mismo es lo que nos da la posibilidad de vivir en paz y entender la importancia de ser una persona buena y noble, “con un corazón entero”.
Aquellas enseñanzas que no olvidamos
Muchas personas entran y salen de nuestras vidas sin más, pero solo algunas nos dejan enseñanzas que pueden formarnos y cambiar por completo nuestras vidas. Una de esas personas, de impacto crucial en la personalidad del niño y en la forma en que se moverá por el mundo, son las madres.
Toda mamá comparte con su hijo una conexión privilegiada ya que lo vio crecer y cambiar desde el primer día de vida, por lo que conoce como nadie sus gestos, ideales y deseos. Sin embargo, la misión que conlleva la maternidad es transmitir enseñanzas que los menores atesoren dentro suyo.
Lecciones que una madre debe transmitir
A continuación, compartimos aquellas lecciones impartidas por nuestras madres que nos fueron tan imposibles de olvidar que se las enseñamos a nuestros pequeños durante su crianza sin dudarlo ni un segundo:
- No hay belleza más real que la del alma.
- El amor verdadero es incondicional en cualquier circunstancia.
- De los errores se aprende, hay que capitalizar nuestras equivocaciones en nuestro futuro accionar correcto.
- Creer en uno mismo es la única y mejor manera de llegar lejos, haciendo caso omiso a lo que los demás piensen de uno y aceptando críticas para mejorar.
- Asumir cambios para mejor no deben darnos miedo sino ganas de superarnos.
- La perseverancia es elemento crucial para llegar a cumplir nuestras metas, que no conocen de tiempo y plazos pero sí de satisfacción, orgullo y felicidad.
- Mostrar las emociones hace bien, tanto a nosotros mismos como a los que nos rodean.
- Llorar, por dolor físico o del alma, no es indigno, sino que te libera seas nene o nena.
- Todos tenemos derecho a hacer lo que deseamos, sin importar la edad o el género. Puedes ser lo que quieras en esta vida, no existen imposibles. ¡Esfuérzate para ello!
- El respeto por el prójimo es la clave para vivir en paz.
- Dar es el primer paso para ser feliz, pero recuerda siempre que la caridad bien entendida empieza por casa.
- Las palabras y las buenas acciones resuelven los problemas que agravan la fuerza y la venganza.
Arma a tu niño con enseñanzas para enfrentar la vida
Como toda madre, quieres que tus hijos sean felices hasta el último día de su vida, por eso educarlos para que sean personas de bien y que transiten su camino con plenitud nos motiva a dejarles enseñanzas de todo tipo ya que, como apuntaba Karl A. Menninger:
“Lo que se les dé a los niños, los niños lo darán a la sociedad”.
Asimismo, no olvides que Hesíodo consideraba que “la educación ayuda a la persona a aprender a ser lo que es capaz de ser”. ¿Con qué te quedarás entonces, dichos o enseñanza? Y a ti, ¿qué otro tipo de enseñanzas te inculcaron tus padres y aún hoy recuerdas y respetas?
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