La importancia de la leche de crecimiento en la nutrición infantil
La leche de crecimiento puede ser un alimento complementario a la leche materna durante las primeras etapas de la vida del bebé. Está diseñada para ofrecer una serie de nutrientes clave en aquellos momentos en los que solo el aporte de la leche de madre no alcanza.
Ahora bien, no todas las leches de crecimiento son buenos productos. Algunas cuentan con demasiados azúcares en su interior, sobre todo de tipo añadido. Por eso, es importante interpretar correctamente los etiquetados para evitar una mala elección que impacte negativamente sobre la salud de tu bebé.
Leche de crecimiento, un alimento con elevada densidad nutricional
A la hora de elegir una leche de crecimiento, es fundamental fijarse en el contenido de ácidos grasos omega 3. De acuerdo con un estudio publicado en la revista The American Journal of Clinical Nutrition, los productos de fórmula para niños deberían de contener este nutriente en una gran proporción, ya que contribuye a garantizar el buen desarrollo cerebral.
Asimismo, también es clave el contenido de vitamina d, pues dicho elemento cuenta con múltiples interacciones dentro del sistema hormonal. Un déficit de este nutriente podría impactar negativamente sobre el desarrollo y el funcionamiento del sistema inmunitario, lo que aumenta el riesgo de sufrir patologías crónicas a medio plazo.
Por otra parte, la leche de crecimiento ha de contener en su interior proteínas de alto valor biológico. Estas sustancias son determinantes en lo que al crecimiento de los tejidos respecta. De hecho, los requerimientos proteicos durante las primeras etapas de la vida se encuentran incrementados, según una investigación publicada en la revista Annals of Nutrition & Metabolism.
La importancia de evitar los azúcares añadidos
Un punto clave a la hora de elegir una leche de crecimiento es evitar aquellas que contienen azúcares añadidos en su interior. Estos nutrientes incrementan el riesgo de que el niño desarrolle obesidad en edades tempranas de la vida. Asimismo, pueden generar una resistencia a la insulina que termine por condicionar al desarrollo de una diabetes infantil.
Los carbohidratos de la leche de fórmula han de ser en su mayoría complejos, a excepción de la lactosa de la leche en polvo. Este azúcar simple ha de representar un porcentaje moderado del total a fin de no afectar a la salud del niño.
Leches de crecimiento para alérgicos a las proteínas de la leche de vaca
Existen algunos niños que desarrollan alergia a las proteínas de la leche de vaca de forma transitoria. No obstante, esto obliga a elegir un tipo de leche de crecimiento especial, cuyas proteínas estén hidrolizadas o parcialmente digeridas. Pues de esta forma, no inducen los procesos de hipersensibilidad.
De todos modos, es necesario destacar que esta alergia suele revertirse con el paso del tiempo. En el caso de que persista, será necesario evitar el consumo de productos lácteos en la dieta, ya que pueden generar reacciones adversas.
Es importante complementar la leche de crecimiento con leche materna
Al menos hasta el primer año de vida se recomienda mantener la lactancia materna, pues la leche de la madre es el mejor alimento para el bebé. Pero esto no quita que a partir de los 6 meses se puedan introducir otros productos de fórmula para conseguir un aporte nutricional más completo.
Luego del primer año del niño, se puede incrementar la cantidad de leche de crecimiento en detrimento de la lactancia materna, al tiempo que se le otorga un mayor peso al consumo de sólidos. A partir de este momento, el sistema digestivo del bebé ya estará preparado para trabajos más exigentes.
La leche de crecimiento es un elemento importante en la dieta del bebé
Como has podido comprobar, la leche de crecimiento es capaz de asegurar un aporte nutricional óptimo durante las primeras etapas de la vida. Normalmente está enriquecida con nutrientes esenciales, como la vitamina D, los ácidos grasos omega 3 y algunos minerales. Todos estos elementos contribuyen a mejorar el crecimiento y el desarrollo del bebé.
De todos modos, no es aconsejable que la leche de crecimiento sustituya a la lactancia materna hasta superado el primer año de vida. Durante los primeros meses, la leche materna es capaz de aportar una serie de componentes bioactivos que reducen el riesgo de desarrollar patologías.
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