Cómo enseñar a tu hijo a manejar el concepto del dinero

Los niños tienden a subestimar el verdadero valor del dinero. Por eso, es importante saber enseñarles lo que cuesta obtenerlo y cómo administrarlo de buena manera. Descubre más a continuación.
Cómo enseñar a tu hijo a manejar el concepto del dinero
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 19 junio, 2021

Antes de ahondar en el tema de cómo enseñar a tu hijo acerca del dinero, conviene aclarar primero entre adultos qué es el dinero. En Internet se puede encontrar este concepto: Dinero es todo activo o bien generalmente aceptado como medio de pago por los agentes económicos para sus intercambios y que además cumple las funciones de ser unidad de cuenta y depósito de valor.

Partiendo desde este concepto, lo más destacable del dinero, es que es aceptado como medio de pago de bienes, insumos entre otras muchas cosas. Sin embargo esta cualidad lo ha posicionado en el tope de las prioridades de muchas personas que están cegadas en los valores promovidos por las sociedades de consumo.

No obstante, no abrumaremos a un niño con una conversación densa acerca de los tentáculos del consumismo; más bien, tratemos de enseñarle a tener una relación sana con ese activo que todos deseamos tener en abundancia.

Verás, a los 5 años los niños todavía no tienen una noción clara de para qué sirve el dinero y tampoco son muy conscientes de su valor real, por eso es muy común ver cuando comienzas a darle monedas, prefieren que le des 10 de baja denominación en lugar de una  que represente el valor de las otras 10. A esa edad el niño cree que lo que representa abundancia es la cantidad mas no la denominación.

Por eso es importante que empecemos a aclararles algunos conceptos esenciales y dudas que pueda tener sobre el uso,  la utilidad y el valor real del dinero.

Intenta ser tú quien lo ayude a establecer una relación sana con el dinero y también procura ser tú quien le enseñe que aunque puede tener o manejar una cierta cantidad de dinero, con este no siempre se puede poseer ni comprar todo lo que se desee.

El dinero no lo compra todo, no compra la felicidad, por ejemplo; así como tampoco es referencia del éxito de los seres humanos como individuos, pues la valía de un individuo no depende en ninguna medida de la cantidad de dinero que posea.

La familiarización con el dinero proviene del contacto con él

Si tu niño ya pregunta y quiere conocer sobre el dinero puedes ir enseñándole algunas cosas para que se familiarice con la noción básica de que este sirve para hacer intercambios. Lleva a tu hijo contigo a hacer las compras y ve señálale el precio de las cosas, así irá asimilando las nociones entre lo que resulta caro y barato. Aunque aún no es capaz de sacar conceptos tan abstractos, sí podrá comprender que unas cosas cuestan más dinero que otras.

Aparte de eso, enséñale que la cantidad de la que dispone tu familia debe ser bien administrada. Hay que gastar primero en las cosas más necesarias como la comida y los servicios básicos del hogar, y luego, si sobra, se puede emplear en comprar cosas que nos gustan, pero que son de menor prioridad. Así podrás introducirlo a concepciones como el presupuesto familiar.

Explícale que el dinero se gana por medio del trabajo, como remuneración o recompensa por las tareas realizadas y que no nos lo regalan. (Aunque eso quisiéramos).

Antes de darle dinero al niño, es recomendable que haya pasado algún tiempo colaborando en casa con tareas sencillas como poner la mesa, cepillar al perro, tender su cama, sacar la basura, la lista de tareas se ajusta con las necesidades o ritmo de vida de cada hogar. Cuando haya adquirido estos hábitos, incorpora la parte de la remuneración económica, la cual comúnmente se conoce como mesada.

En la medida que le vayas enseñando que obtenemos el dinero por medio del trabajo y la responsabilidad, tu hijo aprenderá que en el futuro además de los deberes y responsabilidades en casa puede hacer trabajos extra para ganar dinero.

Aprender a ahorrar es una valiosa lección

Los niños siempre buscan gratificaciones inmediatas y deben aprender que esto no es posible. Si ves que tu hijo tiende a gastar el dinero que le das inmediatamente después de recibirlo, no le reprendas ya que esta actitud también conlleva a un aprendizaje.

Descubrirá que una vez que se le acabe el dinero, ya no puede satisfacer más gustos o deseos, más bien aprovecha la ocasión para enseñarle a valorar lo que tiene y a administrarlo mejor.

Puedes aprovechar también de enseñarle que el dinero no solo sirve para satisfacer nuestras necesidades sino que también para ayudar a los menos afortunados. Es muy positivo que aprenda a ser generoso y desprendido, que la gratificación y sensación de bienestar que nos genera el ayudar a otros no la da ninguna cantidad de dinero.

Lo más eficaz para enseñar a tu hijo a valorar el dinero en su justa medida es predicar desde el ejemplo. Por eso, conviene que evalúes cómo te organizas tú a la hora de planificar gastos y ahorrar.

Dile que te ayude a elaborar la lista de las compras, ve nombrando los alimentos y que él te diga si los tienes o no en tu despensa. Demuéstrale que no compras todo lo que ves, que sabes renunciar a cosas que te gustan para adquirir las de mayor prioridad y ajustadas al presupuesto que previamente  ha elaborado la familia. Con ello, puedes demostrarle que existe la organización con respecto al dinero.

Si quieres que aprenda a administrar el dinero, regálale una alcancía y asígnale una pequeña paga semanal para que vaya guardándola allí, y si ves que la idea de guardar todo no le atrae mucho proponle poner en ella una parte de la paga y la otra que la gaste en algo de su gusto. Todo esto orientado a motivarle y enseñarle el antiguo arte de ahorrar.

Decide con él algo que pueda comprar cuando tenga suficiente dinero, esto puede ser un juguete o un cuento. Así aprenderá que para obtener una recompensa hay que esperar y esforzarse, lo que mejorará su autocontrol y su tolerancia ante las frustraciones. Eso sí, como su capacidad de espera es limitada, fija objetivos muy asequibles. Sino, perderá la paciencia y no llegará a entender el sentido del ahorro.


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