Enseñando a tu hijo a perder, le brindas oportunidades para crecer
Las derrotas son situaciones que se presentan en la vida para enseñarnos a mejorar. Y ser conscientes de esa lección desde la infancia puede hacer una gran diferencia cuando los niños deban aprender a tolerar el fracaso sin abandonar sus objetivos. Sigue leyendo y conoce cómo enseñando a tu hijo a perder, le brindas oportunidades para crecer.
Todos los padres queremos facilitarles la vida a los pequeños y evitar así sufrimientos y berrinches. No obstante, cuando se les impide a los hijos afrontar sus propios problemas y depender de ayuda externa para solucionarlos, solo se les está subestimando. Recuerda que de los errores siempre se aprende, por lo que permíteles a los niños mejorar mediante las experiencias.
Podría interesarte: Cómo prevenir el miedo al fracaso en los jóvenes
Las oportunidades para crecer siempre existirán
La vida está llena de segundas oportunidades y aunque la derrota puede no ser tan satisfactoria en el momento, la verdad es que en el futuro habrá otras situaciones en las que se podrá volverlo a intentar. Debido a lo anterior, los niños deben aprender a lidiar con sentimientos como la frustración y la derrota para que sepan cómo manejarlos y superarlos.
Esto puedo lograrse a través de actividades cotidianas como los juegos familiares. Y es que algunos padres pierden contra sus hijos de manera intencional solo para hacerlos sentir bien, algo que puede ser inofensivo cuando se hace de forma ocasional. No obstante, cuando es una acción que se repite a menudo es más dañina de lo que podría pensarse.
Si un pequeño nunca pierde gracias a ayudas externas es muy probable que no sepa cómo lidiar con sus emociones de manera inteligente cuando suceda. Creyendo incluso que es un resultado injusto o que la otra persona hizo trampa. Es aquí en donde como padres debemos explicarles que cada uno cuenta con habilidades diversas y es imposible ser el mejor siempre.
De esta manera, se les estará dando a los niños un mensaje positivo y reflexivo que les permite mejorar su autoestima. Ellos comprenderán que todos contamos con fortalezas y debilidades que pueden ser mejoradas y sabrán aceptar la derrota. Así, se esforzarán más para alcanzar sus objetivos y poder lograr la victoria en los próximos intentos.
La zona de confort impide las oportunidades para crecer
Una investigación académica liderada por las profesoras de la Universidad de Stanford Carol Dweck y Claudi Muller concluyó que el elogio de la inteligencia puede disminuir la motivación y el desempeño de los niños. Lo cual los motiva a que se queden en su zona de confort en lugar de dar la cara a nuevos desafíos.
En el estudio se enfrentó a un grupo de niños a una prueba de inteligencia y a algunos se les dijo que habían superado con éxito el 80% del examen. Esos pequeños ahora debían escoger entre presentar una prueba sencilla en donde no aprenderían nada u otra más compleja en la que podrían aprender. Contrario a lo que podría pensarse, el 65% de los “niños genio” terminó por escoger la tarea fácil.
Se descubrió que los alumnos de quinto grado elogiados por su inteligencia se preocuparon más por las metas de desempeño en relación con las metas de aprendizaje. Además, después del fracaso, también mostraron menos persistencia y disfrute en la tarea, más atribuciones de baja capacidad y peor desempeño en general.
Cuando los padres elogiamos de más a los niños y tenemos la tendencia a evitar al máximo la frustración y los errores los estamos encerrando en una burbuja emocional que les impide salir de ella y enfrentarse a nuevos desafíos. Los niños deben comprender que con ayuda del esfuerzo y la determinación pueden lograr alcanzar los sueños.
Sigue leyendo: Tu hijo vale más que sus logros y fracasos
La empatía y la resiliencia se fortalecen a través de los errores
Cuando los niños saben gestionar de manera inteligente un fracaso, este se convierte automáticamente en una victoria para sus padres. Los aciertos traen a su paso sentimientos positivos que llenan de felicidad, confianza y autoestima a cualquier persona. Sin embargo, cuando se pierde también es una oportunidad para aumentar la resiliencia y ser empáticos con los demás.
Tanto las derrotas como los triunfos son oportunidades para crecer y que los niños aprendan. Por lo que se trata de mantener un equilibrio en donde los pequeños puedan sentir sus habilidades recompensadas siendo conscientes de su esfuerzo. Pero que también sepan tolerar la frustración al fracaso para que los ayude a motivarse.
Educar a niños seguros de sí mismos y de sus cualidades es uno de los primeros pasos para criar futuros adultos que lucharán por sus sueños y manejarán sus emociones de manera inteligente. Al recordarles que la única competencia que tienen en la vida es con ellos mismos y que la dedicación y el esfuerzo los ayudarán a mejorar como personas.
It might interest you...