Enseña a tu hijo a expresar sus emociones

Dejar salir los pensamientos y expresar las emociones es una manera excelente de desarrollar una adecuada salud mental. Te explicamos sus beneficios y cómo enseñarle a tus hijos estos hábitos.
Enseña a tu hijo a expresar sus emociones
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 31 mayo, 2021

¡Seamos sinceros! A la mayoría de nosotros nos hace falta trabajar sobre nuestras emociones. Cuando lidiamos, con estrés o con niños es fácil darnos cuenta de que no todos sabemos canalizarlas o expresarlas de manera asertiva.

Para comprobar si sabemos lidiar con todas las emociones basta con hacer un ejercicio que, aunque parece simple, es crucial. Verás, no es que los adultos no sepamos expresar las emociones en general sino que las solemos identificar son casi siempre monótonas y, si no lo crees intenta esto:

Haz un gesto de enojo, uno de rabia, uno de alegría, uno de tristeza y ahora expresa con tu cara el gesto que harías para expresar la compasión, la generosidad, la envidia, el agobio… Seguro que no te resultó tan fácil, ahora imagina lo complicado que es para un niño expresar la frustración, por ejemplo.

Así que el primer paso para enseñar a tu hijo a expresar sus emociones, es aprender a identificarlas. Los niños pequeños casi siempre experimentan los mismos sentimientos que nosotros los adultos. Ellos al igual que tú, en ocasiones se sienten enojados, tristes, felices, ansiosos, frustrados, nerviosos o felices.

Sin embargo, a veces ni siquiera conocen las palabras correctas para identificar o expresar sus emociones; por eso las expresan de manera equivocada y con actos físicos, ya que no saben cómo manejar sus sentimientos. Lo hace más que todo porque es así como puede descargar su frustración ante una incomodidad que no puede expresar de otra manera, ya que aún no sabe hablar y tampoco puede solventar el problema por sí mismo.

Ayúdalo a comprender sus emociones

Para que tu hijo aprenda a identificar lo que siente es preciso que conozca, en primer lugar, la amplia gama de sentimientos que experimenta un ser humano frente a diferentes situaciones. Por ejemplo, cuando el niño llora porque su papá se fue de viaje, tú puedes decirle: “Estás triste porque papá salió”. Cuando provees el vocabulario correcto a tu hijo, podrá aprender a hablar sobre sus sentimientos.

Otra estrategia es permitirle tener muchas oportunidades para identificar sentimientos propios y ajenos. Por ejemplo, puedes decirle: “¡Qué feliz te ves cuando vamos al parque, tu sonrisa me dice que estás pasando un rato muy agradable!”.

También puedes darle la oportunidad de que identifique los sentimientos que experimentan otras personas, así, por ejemplo, puedes decirle: “Tu amiguito se cayó de la bicicleta. ¿Cómo crees que se siente?”. Eso le permite también ponerse en el lugar de otra persona y aprender a comprenderle.

Hablar sobre tus propios sentimientos y explicarle o recrearle situaciones ya vividas a tu hijo, es otra estrategia con la que puedes enseñar a tu hijo a expresar sus emociones.

Podrías, por ejemplo, decirle: “¿Te acuerdas de que ayer desobedeciste a mami cuando te pidió que recogieras tus juguetes y, tú como no querías los empezaste a lanzar? Me molestó que lanzaras los juguetes. Quisiera que cuando no quieras hacer alguna tarea lo digas y no expreses tu molestia o desagrado de esa manera.

Podemos hablar sobre lo que nos pasa hijo, podemos hablar sobre todo lo que nos sucede y sobre todo lo que sentimos. Yo nunca te voy a dejar de querer y quiero que sepas que tenemos todo el tiempo del mundo para hablar sobre nuestros sentimientos”.

Ese tipo de oportunidades también son propicias para educar al niño sobre cómo expresar sus emociones, porque también puedes decirle: Yo a veces también siento rabia, pero no empiezo a lanzar los objetos por toda la casa, yo trato de calmarme y de pensar bien en lo que haré y lo que diré, sobre todo porque no quiero herir a nadie. Cuando siento rabia, trato de contar lentamente hasta 10, mientras respiro muy despacio, luego de eso intento manejar mejor mi problema.

Ten sutileza cuando hables sobre las emociones y también cuando eduques a tu hijo sobre cómo expresarlas, es muy importante no censurar las emociones para que tu hijo no aprenda a reprimirlas.

Enséñale a expresar sus emociones

inteligencia emocional

Una buena manera para que tu hijo aprenda a identificar y a expresar sus emociones es hablar con él sobre las maneras positivas y no tan positivas de expresar los sentimientos. Puedes aprovechar ejemplos de la vida real para demostrarle claramente las diferentes maneras en las que se pueden expresar las emociones.

Aquí te va un ejemplo extraído de un artículo publicado por una revista de la Vanderbilt University:

“Me di cuenta de que te cuesta guardar tu bicicleta en el garaje, y sé que te sientes frustrado. Te propongo estas dos alternativas solucionar este problema: Puedes pedir ayuda o respirar profunda y lentamente e intentarlo otra vez. ¿Qué prefieres hacer?”.

También puedes enseñar a tu hijo el nombre y la expresión de algunas emociones jugando a las muecas. Empieza el juego diciendo: “Voy a hacer una mueca ¡Mírame la cara y adivina lo que siento!”. Luego haz una mueca de alegría y celebra cuando la adivine, pero unos segundos después de las risas dile: “¿Sabes qué me hace sentir así?  Me siento alegre cuando cantamos juntos, también cuando caminamos por las tardes”. Ese ejercicio te puede servir para explicar varias emociones.

Durante el juego también puedes pedirle que exprese sus emociones por medio de muecas y esta vez tú las adivinas. Cuando las adivines, pídele que te explique qué lo hace sentir así.

Leer libros o cuentos también te puede servir para enseñar a tu hijo a expresar sus emociones. Puedes, por ejemplo, compartir un cuento de manera distinta; sería bueno hacerlo con un cuento ya conocido por tu hijo. Cuando lo estés leyendo, haz una pausa en los pasajes en los que unos personajes expresan algún sentimiento y en ese momento pregúntale cómo piensa que se siente el personaje.

También le puedes preguntar si alguna vez se ha sentido así, por qué se sintió así, es decir qué le despertó ese sentimiento, pregúntale que cree que pasará luego en el cuento y no te detengas demasiado en una página a menos que tu hijo se muestre interesado en continuar hablando sobre algún tema.

 


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