Deja de gritar en casa: sigue estos consejos

Los gritos en casa son normales, pero cuando se producen de forma repetitiva e intensa pueden generar graves secuelas en el desarrollo de los niños.
Deja de gritar en casa: sigue estos consejos
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Última actualización: 11 marzo, 2022

Gritar en casa es el pan de cada día para muchos padres de familia porque han llegado al límite del control de las situaciones que se presentan a sus hijos, sin embargo, aunque se haya llegado a ese punto, es posible revertir este problema y lograr un ambiente más pacífico y respetuoso.

Cuando un niño se hace familiar con los gritos y la ira de los padres, poco a poco deja de reaccionar ante eso y empieza a desarrollar “defensas” a la forma en la que hablas. Sigue estos consejos para que no tengas que gritar para lograr el manejo de una situación.

Deja de gritar en casa desarrollando auto control

1. Comprométete con tus hijos a tener un tono de voz moderado y respetuoso. La forma más acertada de hacer que los niños te hablen en el tono en que debes hacerlo, es empezar tú dando el ejemplo y hablándoles con calma y con respeto, incluso cuando la situación te saca de tus casillas.

2. Aprende a manejar sanamente tus emociones. Tú eres modelo del comportamiento que tus hijos tendrán, eso te ayudará a enseñarles cómo dominar sus sentimientos y reacciones. Los niños aprenden sobre empatía cuanto tú les muestras las conductas adecuadas y las practicas. Un niño aprende a hablarte en un mal tono de voz cuando tú lo haces con ellos.

3. Recuerda que los niños actúan como niños. Y como tal son personas con comportamientos inmaduros, porque simplemente su trabajo es ser niños. La corteza cerebral se desarrolla por completo en la edad adulta, mientras eso sucede debes acompañarlos durante sus momentos de ira e indicarles la forma de controlarse y vivir con mayor tranquilidad.

4. Demuestra que los entiendes cuando te expresan un sentimiento. Si les das a entender que entiendes cómo se sienten ante determinada situación, sabrán que no está mal sentirse como se siente. El entendimiento hace que para los niños sea más difícil llegar a sus límites y tener reacciones poco sanas.

5. No guardes resentimientos. Si tienes algo que decir o si has tenido un mal día, relájate antes de interactuar con los otros. Acumular emociones y pensamientos negativos facilita que haya encuentros irracionales con tus hijos y otros miembros de tu familia; procura permanecer en un estado de equilibrio para tomar las riendas de la situación.

6. Recuerda tener presente la perspectiva de tus hijos. Cuando vas a establecer una regla o a corregir un comportamiento, no olvides tener en cuenta también la visión de tus hijos. Intenta que tus hijos quieran ajustarse a tus reglas, no que se sientan obligados a hacerlo porque simplemente tú lo dices.

7. Guarda silencio en los momentos de más ira. Si estás alterado emocionalmente, evita reaccionar de una forma agresiva, si no puedes controlar tus palabras, estar en silencio es la mejor elección. Respira profundo, piensa en algo relajante y evita decir cosas hirientes a tus hijos en el momento que estás irritado; las palabras pueden tener impacto negativo en tu relación con tus hijos si no las cuidas bien.

8. Evita las situaciones estresantes. Si sabes que el momento de salir de casa a prisa en la mañana desencadenará una situación negativa, prepara las cosas desde el día anterior para poder hacerlas calmadamente. Si sabes que puede haber una discusión mientras haces los deberes con tus hijos, idea formas diferentes de abordarlas o pide un poco de apoyo por parte de tu familia en este momento.

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9. Realiza alguna actividad física en familia. El ejercicio es una de las formas más efectivas para canalizar tus tensiones y las de tu familia. Después de media hora de ejercicio tu cuerpo y tu mente se encuentran mucho más relajados para convivir sanamente. Si haces del ejercicio en familia una práctica cotidiana, mejorarás la relación con tus hijos y las conversaciones en situaciones difíciles.

10. Aléjate cuando sea conveniente. Si has llegado a tu límite y sabes que puedes alterarte más de la cuenta, pon a tus hijos en un lugar alejado de ti mientras tienes tiempo para meditar un poco y abordar el problema de una forma objetiva. Una vez más, evita hablar cuando no te encuentras en tus casillas porque puedes causar impactos indeseados con las frases que digas; respira, cálmate y aléjate un poco si lo requieres.


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