7 cosas de la piel de los bebés que no sabías
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La piel de los bebés requiere de determinados cuidados respecto de la de los adultos. Esto se debe a las diferentes características que posee por no estar desarrollada en forma completa. Por esto, a continuación, te contamos algunas cosas de la piel de los pequeños que no sabías.
1. Al principio no es bonita
Al nacer, la piel se encuentra recubierta con una sustancia serosa que actúa como protección y humectante natural. Además, está cargada de lípidos, proteínas y aminoácidos, junto con compuestos antimicrobianos y antibacterianos. La superficie cutánea, en los meses iniciales, se puede manifestar un tanto áspera, pálida y con diferentes tonalidades que se tornan uniformes con el transcurso del tiempo.
2. Es propensa a tener erupciones
La falta de maduración por completo de la piel del bebé le confiere un pH más alto respecto que al de los adultos. Por ende, se recomienda el uso de productos destinados a su cuidado que sean semejantes con el nivel de pH natural de la piel. De hecho, se debe mantener libre de irritantes no deseados como secreciones nasales, orina, saliva, heces y suciedad.
La exposición a estos factores, de manera continua, puede provocar malestar, erupción cutánea, irritación, infección y ruptura de la barrera cutánea. Además, alrededor del 40 % al 50 % de los pequeños desarrollan milia en el rostro, que se caracteriza por ser quistes dérmicos benignos y transitorios de queratina.
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3. Es tan fina como el papel
La piel de los recién nacidos se caracteriza por ser sensible, delicada y delgada. A su vez, las capas que la componen no se encuentran desarrolladas de manera completa. Así, la delgadez que presenta puede generar mayor probabilidad de crecimientos bacterianos y más predisposición a la irritación y la dermatitis.
4. Tienen la piel cubierta de vello
Antes del parto, la superficie cutánea del bebé se encuentra cubierta por una sustancia de color blanca serosa que se denomina vérnix. Incluso, los pequeños tienen su cuerpo cubierto de lanugo, que es una capa de vello muy fino en la espalda, los brazos, las piernas, el rostro y las orejas. Este tiene la función de aislar la piel ante la falta de grasa corporal. Sin embargo, no siempre se presenta tras el nacimiento, a veces, se desprende antes y forma parte de la composición del meconio.
5. No es necesario lavarles con frecuencia
La piel de los bebés posee mayor cantidad de agua en comparación que la de los adultos. Por esto, necesitan menor cantidad de tiempo de baños y enjuagues que los mayores. Así, se recomiendan alrededor de 3 baños por semana durante el primer año de vida. De hecho, esta cantidad debería ser suficiente para evitar secar demasiado la superficie cutánea.
Si la piel de los bebés se observa demasiado seca, se aconseja aplicar crema humectante hipoalergénica, sin fragancias ni alcohol, y esparcir con leves masajes y caricias.
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6. Se quema fácilmente
La piel del recién nacido tarda bastante en desarrollar su manto ácido natural que la protege ante la sequedad y actúa como mecanismo de defensa ante los virus y las bacterias. Además, su piel delgada les confiere mayor riesgo de padecer quemaduras solares. Por esto, la American Academy of Pediatrics recomienda no exponer a los menores de 6 meses a la luz solar directa.
Por otra parte, se prefieren los protectores solares físicos por sobre los químicos, debido a su poco poder de absorción y a su gran capacidad para mantenerse sobre la superficie de la piel.
7. Con las caricias se potencia la segregación de oxitocina
Como se mencionó anteriormente, la piel del bebé es muy sensible, incluso al contacto físico. Por ende, ante cualquier tipo de contacto, como masajes, besos o caricias, se estimula la liberación de la oxitocina. Esta sustancia está asociada con las sensaciones placenteras entre las personas. En consecuencia, el vínculo entre el niño y los adultos es por medio de su piel, un nexo que provoca emociones en ambas partes.
La piel del bebé necesita cuidados especiales
La piel del bebé es más sensible y requiere de cuidados puntuales respecto de la higiene, la humectación y la protección. Además, su barrera protectora natural no se encuentra desarrollada por completo, por lo que las medidas de protección se deben extremar.
Por ende, no se recomienda la exposición directa a los rayos ultravioleta antes de los 6 meses de vida. Incluso, la correcta elección del protector solar y su adecuado uso son otro de los consejos para tener en cuenta.