Cómo cambiar el pañal a un bebé
Los niños no vienen con libro de instrucciones. Ser mamá no implica saberlo todo, por muy básico que parezca. Aprender a cambiar el pañal requiere su práctica y su técnica. Además, ¿quién ha dicho que cambiar pañales es solo cosa de mamás?
Aunque al principio parezca difícil, cambiar un pañal termina resultando sencillo. Hay muchas oportunidades al día para practicar, así que en poco tiempo te conviertes en todo un experto.
No obstante, unas veces por miedo -el bebé es muy frágil-, otras por asco -al fin y al cabo, cambiar un pañal no es la labor más agradable del mundo, para qué nos vamos a engañar-, muchas personas del entorno del bebé echan balones fuera a la hora del cambio.
Hay que tener en cuenta que cambiar el pañal es una cosa importante que, si no se hace bien, puede dar lugar a que el niño tenga problemas. Y dejar al niño con todo lo suyo ahí porque la persona que está con él no sabe qué hacer es casi dramático. La orina y las heces no son solo molestas, sino que pueden dar lugar a infecciones, por no hablar del escozor y la irritación que sufre el bebé mientras tanto.
Instrucciones para cambiar el pañal
Al final, cambiar un pañal a un bebé no es para tanto. Solo hay que estar tranquilo y saberse capaz de hacerlo. A continuación veamos paso a paso cómo se cambia el pañal a un bebé y, sobre todo, qué cuestiones son las que hay que tener en cuenta para no dar lugar a problemas posteriores.
Paso 1: Asegúrate de tener todo lo que necesitas
Antes de colocar al niño en el cambiador o en lugar donde lo vayas a cambiar y antes de quitarle el pañal sucio, asegúrate de que tienes todo lo que necesitas para no dejar al niño desnudo y sin vigilancia mientras coges lo que necesitas. El bebé puede caerse del cambiador en un giro inesperado o hacerse pis encima, aprovechando lo a gustito que se está sin el pañal puesto.
Lo que necesitarás es un pañal limpio (si son desechables, mejor dos, sobre todo al principio, por si acaso se te rompe alguna tira), materiales de limpieza (toallitas o paños de algodón con agua) y ropa limpia por si acaso se ha escapado algo. Es conveniente tener debajo del bebé una toalla para que no se manche el lugar de cambio y para que el niño no note frío cuando le quites el pañal, antes de poner el limpio. Si le vas a dar algún tipo de crema, tenla también preparada.
Paso 2: Quita el pañal sucio
Desajusta las lengüetas del pañal. Antes de quitar el pañal limpia bien al bebé. Si es una niña hay que prestar especial atención a la limpieza de los pliegues de la zona genital.
Si hay muchas heces puedes usar el propio pañal para retirar la máxima cantidad posible, arrastrando suavemente la deposición, siempre que no sea demasiado líquida. Limpia suavemente, sin frotar. Si usas toallitas desechables déjalas sobre el pañal sucio.
Con una mano, agarra suavemente los tobillos del bebé y elévalo hasta que se despeguen las nalgas de la base de apoyo y saca el pañal. Si es necesario, limpia de nuevo. Seca o deja secar la zona del pañal para evitar problemas derivados de la humedad. Envuelve el pañal con las toallitas desechables dentro y ciérralo usando las propias lengüetas del pañal. Déjalo lejos del alcance del bebé
Paso 3: Coloca el pañal limpio
Abre el pañal limpio, estirándolo. No toques las lengüetas aún. Eleva de nuevo al bebé por los tobillos y desliza el pañal por debajo. La parte de las lengüetas, aún pegadas, es la que tiene que quedar atrás. Una vez colocado por detrás es el momento de aplicar cremas o lociones, si así lo deseas.
Lleva la parte delantera del pañal hacia el ombligo. Saca las lengüetas de la parte trasera y pégalas a la delantera, sin apretar demasiado pero lo suficiente para que el pañal no se mueva. Puedes quitar y poner las lengüetas las veces que haga falta hasta que lo coloques bien. No dejes arrugas y deja la parte rodea el abdomen del bebé bien estirada.
Por último en este paso, asegúrate de que las barreras interiores del pañal están bien colocadas y que no están adheridas. Usa los dedos deslizándolos a lo largo de la barrera, de adelante a atrás y de nuevo de atrás adelante. Si las barreras quedan pegadas o quedan hacia dentro se escapará la orina e incluso las heces.
Ya puedes vestir al bebé. ¡Lo has conseguido!