Principales afecciones de las mamas no cancerosas

El diagnóstico y tratamiento a tiempo de las afecciones mamarias es esencial. Por eso, conocer las principales anomalías y afecciones de las mismas puede ser de gran ayuda para identificarlas en caso necesario. 
Principales afecciones de las mamas no cancerosas

Escrito por Fernando Clementin

Última actualización: 18 marzo, 2019

Las mamas atraviesan cambios en las diferentes etapas de la vida de la mujer y cumplen la función de alimentar a los hijos, estableciendo así una conexión inigualable. Pero también exigen cuidados y se enfrentan a riesgos. Hoy te presentamos las principales afecciones de las mamas no cancerosas, te enseñamos cómo detectarlas y sus posibles tratamientos.

Desde el principio, es importante remarcar que la mayoría de las afecciones de las mamas son benignas, es decir, no cancerosas. Sin embargo, no por eso debemos bajar la guardia en cuanto a la realización de los controles pertinentes para detectar cualquier anomalía relacionada con el cáncer de mama.

Afecciones de las mamas benignas más frecuentes

Según la Sociedad Estadounidense Contra el Cáncer, estas son las afecciones benignas más comunes:

1.- Mastitis

La mastitis es una inflamación del seno generalmente causada por una infección. Se da tanto en mujeres lactantes (la mayoría de las veces) como no lactantes. Por lo general, se trata con antiobióticos.

2.- Fibrosis y quistes

Muchas protuberancias en los senos son causadas por cambios en el tejido mamario, sobre todo en la edad fértil. Se detectan por inflamaciones o hipersensibilidad. Usualmente desaparecen con el tiempo, aunque se puede extraer el líquido con una aguja o mediante cirugía si este reaparece o si causa síntomas dolorosos.

3.- Adenosis del seno

Es la presencia de más glándulas productoras de leche (lobulillos) de lo normal y de mayor tamaño. Suele causar dolor y desaparecer tras un tiempo. No obstante, es recomendable un seguimiento profesional.

Existen diversas afecciones de las mamas.

4.- Necrosis grasa y quistes oleosos

Ocurre cuando se daña el tejido adiposo. Puede darse tras una cirugía o tratamiento con radiación en el seno. El quiste oleoso es una bolsa de líquido graso que se forma en lugar de cicatrizar una herida. Puede haber protuberancia y enrojecimiento, pero no causan dolor. Por lo general no se tratan, pero se podría necesitar una biopsia para cerciorar que no contengan células cancerosas.

5.- Fibroadenomas del seno

Son tumores no cancerosos compuestos de tejido glandular y de tejido conectivo. Son comunes entre los 20 y los 40 años de edad y se sienten como si se tuviera una canica dentro del seno. Algunos son palpables y otros se detectan a través de una mamografía o ecografía. Si no crecen y los doctores están seguros de que no son producto de otra afección, se dejan hasta que desaparecen. De lo contrario o a modo preventivo, se extraen.

6.- Hiperplasia del seno

Es un crecimiento excesivo de las células que revisten los conductos o las glándulas mamarias. No genera protuberancias y se detecta a través de mamografías o biopsias. A diferencia de las anteriores, la hiperplasia atípica (uno de los tipos en el que las células están más distorsionadas) aumenta la posibilidad de sufrir cáncer de mama. En caso de que haya riesgo, se debe extirpar el tejido circundante.

7.- Carcinoma lobulillar in situ

También llamado neoplasia lobulillar. Es el crecimiento de células cancerosas en las glándulas productoras de leche, aunque sin atravesar los lobulillos. No causa inflamación ni dolor, por lo que se detecta mediante una biopsia hecha por algún otro problema en el seno. Esta afección también aumenta el riesgo de padecer cáncer de mama.

8.- Papilomas intraductales

Son tumores benignos similares a berrugas que crecen en los conductos lácteos. Pueden ser solitarios (causan secreción de líquido) o múltiples. Se detecta con mamografías o ecografías. Si son grandes, también se hace una biopsia. Por sí solos, no aumentan el riesgo de cáncer, pero sí lo hacen si son seguidos por otra afección, como la hiperplasia atípica.

Es bueno realizarse revisiones periódicas en el médico.

 

¿Cómo reducir los riesgos de afecciones de las mamas?

Para reducir las posibilidad de sufrir alguna de estas afecciones de las mamas, la AECC recomienda seguir los siguientes consejos:

  1. Mantener una dieta y un peso saludable. Está comprobado que ambos factores inciden en las probabilidades de contraer cáncer durante la adultez.
  2. Mantenerse físicamente activo. Esto se puede hacer a través de actividades físicas moderadas o intensas.
  3. Limitar o evitar el consumo de alcohol.
  4. Amamantar. La Asociación Española Contra el Cáncer afirma que la lactancia materna es una elección capaz de prevenir esta afección.
  5. Medicamentos recetados, en el caso de las mujeres con riesgo mayor de sufrir cáncer de senos.
  6. Cirugía preventiva, cuando se haya detectado un peligro importante de padecer esta enfermedad.

A modo de recomendación final, sugerimos que no tengas miedo de hacerte los exámenes cuando sea necesario. Además de ser indoloros, son la clave para un tratamiento adecuado de cualquier afección que se pudiera encontrar.

“La única cosa que tenemos que temer, es al miedo mismo. Por lo que la única cosa que deberías de tener miedo es de no ir a hacerte tus mamografías”
– Cynthia Nixon–

Recuerda que de nada sirve quedarse de brazos cruzados. Ante cualquier duda o molestia, consulta a tu médico sin pensarlo.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.