5 Consejos de Montessori a la hora de educar a tus hijos

Si tienes algunas dudas sobre cuál es la mejor manera de favorecer el proceso educativo de tus hijos, a continuación te comentamos algunos consejos para lograr la mejor experiencia posible.
5 Consejos de Montessori a la hora de educar a tus hijos
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 23 julio, 2021

Los consejos de Montessori son claves educativas que los padres pueden usar para educar a sus hijos. Como para ser padre y madre no se pasa una escuela, esta guía resulta ideal a la hora de “adiestrarnos” de alguna manera en el complicado pero bello arte de formar al ser humano que más nos importa en el mundo.

El método Montessori fue concebido por la desaparecida médica italiana María Montessori en el pasado siglo XX. Esta propuesta de formación se basa en la tesis de que los niños deben ser educados partiendo de un enfoque integral con el amor y la compresión como bandera.

“El amor es para el niño como el sol para las flores; no le basta pan: necesita caricias para ser bueno y ser fuerte.”

—Concepción Arenal—

Para que conozcas más sobre sus principios básicos y tengas la oportunidad de aplicar el método en la educación de tu peque, te informamos.

Los consejos de Montessori

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Los niños son como esponjas, ¡aprovéchalo!

El método Montessori plantea que los menores tienen la capacidad de nutrirse del mundo que les rodea de manera constante e infinita, y aunque no sean conscientes de ello, se mantienen en continuo aprendizaje.

A los padres, la sociedad y la escuela les toca entonces brindarles un ambiente enriquecido con enseñanzas y valores de todo tipo, experiencias que ellos puedan hacer suyas para formar su propia identidad.

La curiosidad como principio de cualquier aprendizaje

Los niños son curiosos por naturaleza y es esa ávida curiosidad lo que les impulsa a descubrir, preguntar, querer saber incluso más allá de lo que ven sus ojos o escuchan sus oídos.

Los adultos deben “usar” esta particularidad de la infancia para educar a sus hijos y formarlos para la vida, pero, no hay que esperar a que la curiosidad del niño se presente por sí sola, hay que motivarla, hacerla parte de la cotidianidad para que él se sienta estimulado a aprender.

Luego, habrá que dejarlo solo para que investigue poniendo a prueba lo aprendido hasta el momento; descubra y saque conclusiones de la experiencia que ha tenido.

Fomentar la curiosidad no es quitarle el placer de descubrir diciéndole lo que va a encontrar, es brindarle la oportunidad de que aprenda por sí mismo, aunque siempre estemos un paso detrás para guiarlo.

Sé su guía con enseñanzas y valores

Se dice que la casa es la primera escuela del niño. Los padres son entonces los primeros maestros y los que más influencias tienen sobre su hijo ; por eso, el papel de los padres es el de guiar al niño, servirle de ejemplo y formadores durante muchos de los aprendizajes que constantemente está teniendo.

En esta argamasa de conocimientos los padres no deben olvidar transmitirle a su discípulo los valores de amor, entereza, disciplina y responsabilidad que necesita para su presente y futuro.

Un ambiente que estimule a aprender

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Uno de los incentivos que debe tener un niño para querer aprender es el ambiente en el que se desarrolla y en el cual se educa.

El método Montessori habla de un ambiente preparado en donde confluya lo tangible y lo intangible y se base en la organización de todos sus elementos, el amor, la seguridad del menor, la paz, la belleza y el confort del espacio en aspectos de luminosidad, calidez, armonía con la naturaleza…

A los padres les corresponde brindarle a su hijo, no espacios donde se respire la opulencia, pero sí ambientes en donde el niño se sienta seguro y estimulado para aprender.

Autonomía y libertad para hacerlo más fuerte y seguro de sí

Desde pequeñitos, según los consejos de Montessori, hay que enseñar a los niños a ser independientes.

La autonomía durante la niñez se basa en tener la capacidad de hacer las cosas por sí mismo, aunque a veces, buscando el calor de mamá, el niño disfrute y espere que sea ella quien le haga alguna cosa.

Según el método, al niño hay que brindarle responsabilidades para que conozca lo que es el esfuerzo y darle tareas que le competan directamente o no, para que aprenda a ser libre e independiente.


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