Consecuencias de acostar tarde a los niños

Un estudio científico relacionado al mundo de la psiquiatría infantil causó gran revuelo por su teoría respecto a acostar tarde a los niños. ¿Qué sostiene?
Consecuencias de acostar tarde a los niños
Ana Couñago

Revisado y aprobado por la psicóloga Ana Couñago.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 08 abril, 2020

“Vete a dormir, si no no creces”, seguramente es una de las frases más oídas durante la infancia por cuanto los adultos de generaciones pasadas solían emplearla con el fin de intimidar a los más chicos para que se acostaran pronto. Pero, ¿cuáles son las consecuencias de acostar tarde a los niños?

En este artículo te contamos las sorprendentes afirmaciones esbozadas por la ciencia, que sostienen que los niños que se acuestan tarde presentan una tendencia a sufrir más trastornos. Sin lugar a dudas, se trata de una postura por demás polémica, pero veamos al menos de qué se trata esta investigación.

Acostar tarde a los niños, según la ciencia

¿Eres parte de ese grupo de madres que suele acostar tarde a tu hijo o cuyo pequeño, por más que lo lleves a la cama temprano luego de implementar la rutina del sueño, no quiere dormirse hasta que las velas no dejen de arder? Entonces seguro que por las mañanas te esperan los típicos y habituales reclamos cuando madrugan.

Al respecto, existe un novedoso y muy polémico estudio que señala que “irse a dormir temprano” propicia una enorme diferencia tanto en el crecimiento como en el desarrollo de los niños. Estas son las conclusiones a las que arribó un reconocido psiquiatra pediátrico, el Dr. José Ferreira Belisario.

Según los estudios llevados a cabo por este médico de indudable trayectoria, el cambio en nuestros hábitos y formas de vida impactan e influyen directamente en el futuro de los chicos, haciéndose presente en problemas como la falta de atención, aumento de la ansiedad y trastornos diversos.

Hoy por hoy, irse a dormir antes de las 22 horas no es una realidad común. Lo que sí se repite, de acuerdo a lo que sostiene el Doctor Belisario en su informe, es la frecuente asistencia de estas familias a las consultas médicas debido a estas consecuencias de acostar tarde a los niños.

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¿Es posible modificar estos hábitos?

Si bien es posible modificar algunos hábitos de sueño, vale aclarar que implica nada menos que cambiar los hábitos de la familia entera dado que el pequeño no aceptará irse a dormir temprano si percibe que toda la casa sigue en pie. Por eso, los especialistas recomiendan preparar su entorno y apagar las luces de la casa.

Otro tip que añadió el médico consultado es que la iluminación de la casa, o al menos especialmente de las habitaciones y dormitorios, debe evitar sustentarse en luces blancas, sino preferentemente en amarillas, dado que se trata de una luz cálida que relaja y favorece la conciliación del sueño.

Según el Dr. Belisario, dejar encendidos determinados dispositivos electrónicos como teléfonos móviles o tablets tampoco es conveniente. Para este experto, son en la realidad grandes villanos nocturnos porque despiertan en la madrugada a las personas.

Intenta no acostar tarde a tu hijo

Pero, ¿por qué no debemos acostar tarde a los niños?

Según los diversos estudios aportados por la ciencia, los niños tienen que dormir temprano por una razón simple y básica: la hormona del crecimiento actúa siempre a las 00:30 horas en la mayoría de las personas, pero lo hace solo en la cuarta etapa del sueño.

De aquí se desprende que, si el menor se acuesta a las 22 o 23 horas como muy temprano, dicha hormona tendrá un tiempo considerablemente reducido para actuar, lo que afecta negativamente a su crecimiento.

Para llevar a cabo este estudio, se compararon imágenes cerebrales de niños que dormían temprano con quienes lo hacían más tarde y los sometieron a exámenes de matemáticas. Los primeros resaltaron por su rendimiento óptimo, en detrimento de los segundos que solo destacaron en una pequeña parte.

Los estudiosos hipotetizaron, sin confirmación alguna, que posiblemente el niño que durmió menos o mal tiende a retener menos lo estudiado que los niños mejor descansados, quienes, según sostienen, se convertirán en adultos con menos probabilidades de padecer enfermedades, como el Alzheimer.

Sin embargo, el especialista en psiquiatría infantil señaló que esta enfermedad mental puede evitarse y retardarse a través del ejercicio físico y el sueño. “Cuanto más, mejor”, sentenció el médico que posteriormente sostuvo que los padres deben conseguir que sus hijos practiquen deporte desde edades tempranas.

Sin lugar a dudas, se trata de una investigación que va a traer cola. El debate está servido y, para variar las aguas están divididas. Y tú, ¿estás de acuerdo con estás investigaciones?


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.