Cómo saber si tu hijo sufre de déficit de atención

El déficit de atención comprende síntomas que se debaten entre la normalidad y lo exacerbado. Solo el diagnóstico de un profesional le dará sustento a las sospechas, descartando o afirmando la presencia del síndrome. Continúa leyendo para conocer todo al respecto.
Cómo saber si tu hijo sufre de déficit de atención

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 05 junio, 2022

Si tu hijo sufre de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) debes saber que se trata de un síndrome de nuestra era con una incidencia importante entre la generación ‘multitasking’ o nativos digitales. Es decir, en la modernidad es que se determinó y diagnosticó esta condición de carácter neurobiológico que impide el desarrollo del niño en términos de lo considerado por la mayoría como normalidad.

Distraídos, olvidadizos, retraídos, lentos, hiperactivos, inquietos e impulsivos son algunas de las maneras de llamar a los chicos con déficit de atención. Cualquiera diría que se trata de un comportamiento normal, solo que los niños que lo padecen acusan estos rasgos de manera exacerbada.

Sin embargo, superadas estas etiquetas y en ausencia diagnosticada del síndrome entendemos que se trata de una manera distinta de entender el mundo. Ni más ni menos.

Se detecta mayor incidencia de esta condición en niños que en niñas. Se muestra con regularidad en los varones y tiende a prolongarse a lo largo de la vida. Factores hereditarios como ambientales inciden en su aparición.

Los padres, representantes y maestros del niño que sufre déficit de atención tienen la responsabilidad de acudir a especialistas en la materia ya que es este quien evaluará al niño y determinará si tiene o no el síndrome. Acá solo te daremos algunas señas que sirvan en primer momento para reconocer el síndrome y a conocerle un poco más.

La última palabra la tiene el especialista.



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¿Déficit de atención o hiperactividad?

Según el manual de psiquiatria DSM-V, el TDAH es una disfunción neurobiológica que presenta un patrón persistente de inatención o hiperactividad-impulsividad, capaz de interferir en el desarrollo normal o en el desempeño de las funciones del niño.

A su vez, el TDAH está registrado en la clasificación de trastornos mentales del APA (Asociación Americana de Psiquiatría) y se diagnostica en edad escolar, desde los 4 hasta los 12 años. Alrededor del 7 % de la población escolar lo padece.

Existen variaciones del trastorno: de eficacia atencional o hiperactividad. Los padres deben estar atentos al desarrollo social y de aprendizaje del niño o niña y si su conducta retraída o dispersa afecta a más de dos aspectos en la vida: escolar, social o familiar. Además se debe evaluar que el trastorno no se genere por una condición médica.

¿Cómo saber si tu hijo sufre de déficit de atención?

El trabajo de diagnóstico corresponde a un especialista en trastorno de atención e hiperactividad para que no se cometa, como a menudo ocurre, un error de apreciación. Sin embargo, hay actitudes que facilitan a los padres la observación de un problema en la conducta de los hijos.

Y como se sabe, la detección temprana es importante para que los tratamientos sean más eficaces y puedan causar bienestar en el niño con déficit de atención con el único propósito de que se desarrollen sus capacidades con felicidad y en libertad.

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Entre los síntomas de los niños que sufren de déficit de atención se observan los siguientes:

  • Presentan problemas para atender a los detalles.
  • Con frecuencia están ausentes y ensimismados.
  • Tienen dificultad para identificar lo relevante en una escena o situación.
  • No respetan el espacio personal de los otros e interrumpen.
  • Son impulsivos en sus reacciones o respuestas. No piensan al momento de darlas y por lo general actúan por impulso más que por razonamiento.
  • Pierden el rumbo de las tareas o actividades. Se distraen con facilidad. No son constantes y cambian de tarea sin haber terminado la anterior.
  • Los niños con afectación en la atención o hiperactividad presentan dificultades sociales y escolares.
  • Por lo general, los maestros califican a estos niños como perezosos y presentan en algunas asignaturas bajas notas. Esto a su vez afecta la relación familiar, pues, los papás ven al hijo a partir del juicio del maestro.
  • Les cuesta estar quieto y se mueven a cada instante. Siempre están llamando la atención por su comportamiento.
  • Hablan mucho.
  • Pierden objetos.
  • Les cuesta jugar en silencio.

Si tu hijo presenta más de cinco de estas conductas y comienzan a afectar su desempeño escolar o su desenvolvimiento social acude a un especialista para que realice los tests y estudios que determinen si sufre de déficit de atención.

Uso de cuestionarios y escalas de valoración

Por supuesto, existen instrumentos que permiten evaluar los síntomas y conductas relacionadas con el déficit de atención. Estos recogen información de diversos informantes: padres, maestros, cuidadores.

Se construyen sobre la base de valores de referencia que permiten establecer frecuencia e intensidad de los síntomas o de las conductas alteradas, según un grupo normativo, equivalente en edad y sexo.

Un dato relevante que arroja la aplicación de estos cuestionarios es que la información que proporcionan los padres se revela más útil que la de los profesores. En todo caso se verá una discrepancia, producto de que las lecturas suceden en ámbitos distintos.

No obstante, “se ha de tener en cuenta que los profesores pueden estar más acostumbrados a valorar las conductas que son normativas o propias de una determinada edad, por lo que su apreciación puede ser más exacta para la clasificación diagnóstica”.



Tratamiento para niños con déficit de atención

Los tratamientos incluyen programas de educación especial, intervención psicológica y, en ocasiones, medicamentos. En términos generales, se procurará la creación de estructuras cotidianas que fomenten el empleo de rutinas, de ejercicios de planificación y el cumplimiento de metas y objetivos.

Las técnicas de modificación de conducta se han mostrado tan efectivas como el tratamiento farmacológico. El uso de la atención positiva y la alabanza, las recompensas por conductas no disruptivas, el manejo de fichas, del tiempo fuera, y de estrategias de pensamiento en voz alta, entre otras, hacen parte de los programas familiares y escolares para atender los casos de TDAH.

En cuanto a las habilidades sociales, se fomentan las habilidades de la conversación, el hacer amigos, resolver situaciones difíciles, hacer frente a los ‘noes’ y críticas, responder a bromas, pedir disculpas, etc.

Por último

El éxito de los distintos programas reside en la comunicación entre los participantes. Ello permitirá que padres y maestros estén al tanto de las técnicas trabajadas.

Lo esencial es abordar “los problemas conductuales y académicos de los niños con TDAH an tes de que sean más severos en la escue la primaria.” El objetivo: aumentar el conocimiento sobre el TDAH y, en particular, sobre las técnicas y recursos efectivos para manejar el problema tanto en casa como en la escuela.


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