Por qué ser padre permisivo no es una buena idea

El exceso de permisividad durante los primeros años de vida puede resultar contraproducente. Conoce en este artículo otras maneras de educar con firmeza, sin que ello signifique perder el cariño.
Por qué ser padre permisivo no es una buena idea
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Última actualización: 13 abril, 2022

Un padre que no quiere ningún tipo de confrontación con sus hijos es un padre permisivo, y serlo no es una buena idea. A ningún padre le gusta enfadarse con sus hijos ni que estos lo pasen mal por cualquier motivo, pero en ocasiones es necesario pasar por “este mal menor” para conseguir un “bien mayor”. En este artículo cuando leas “padre permisivo” piensa que también es “madre permisiva”.

Los padres no quieren incitar las rabietas y por supuesto nadie quiere sentir las emociones negativas del enfado, pero es muy probable que si piensas, puedas decir un momento exacto (no hace mucho) en el que te hayas sentido así. Pero establecer límites a los niños es algo totalmente necesario para permitirles que tengan un buen desarrollo emocional y afectivo.

Consecuencias de no poner límites

Si un padre permisivo no es capaz de poner límites a sus hijos, los niños no desarrollarán la capacidad de tolerar la frustración y no podrán gestionar sus propias emociones, algo que sin duda provocará trastornos emocionales en el futuro.

Si un padre permisivo no establece límites en casa, los niños no tendrán oportunidades para desarrollar la autodisciplina, tendrán un peor comportamiento y no sabrán cómo responder a la vida en sociedad… Acabarán siendo personas egoístas, déspotas y sin empatía hacia los demás.



 

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Los límites son imprescindibles

Es necesario que todos los padres comprendan que las emociones se deben tener en cuenta para un desarrollo infantil equilibrado. No poner límites implicará una serie de consecuencias indeseadas para cualquier familia. 

Los padres ceden pensando que no hay consecuencias

Si un padre piensa que no pasa nada por darle a su hijo todos los caprichos que quiere (que no serán pocos) solo por no escucharle llorar… el hijo se convertirá en un niño irritable y déspota. Además no realizará las tareas que le corresponden para su edad porque pensará que no le corresponden, ya que el padre permisivo le ha hecho entender que los demás están ahí para satisfacer sus deseos, sean cuáles sean.

Empezará a tener problemas de autoestima

Un padre permisivo puede pensar que darle a un niño todo lo que quiere es la mejor forma de mantenerlo contento, pero nada más lejos de la realidad, los niños para estar felices necesitan reglas, límites y tiempo de calidad con sus padres. Además, los niños con padres permisivos empezarán a tener problemas de autoestima porque no sabrán cómo controlar sus emociones como seguramente sí harán otros niños.

Tendrá dificultades para establecer relaciones

Como será un niño que piensa que los demás deben satisfacer todos sus deseos, tendrá problemas muy serios para poder relacionarse adecuadamente con otras personas, ya sean familiares o amigos. Su personalidad egocéntrica no le permitirá tener unas relaciones sanas y estables con otras personas, por lo que tener amigos o relaciones amorosas podría ser del todo complicado.

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La decepción y la tristeza serán intolerables

Un padre permisivo hará casi cualquier cosa para que su hijo no conozca la palabra decepción ni para que esté triste nunca. Pero el problema es que cuando crezca, hará lo imposible para no tener que pasar por la decepción o la tristeza, porque les tendrá miedo. Tales sentimiento son normales en la vida y hay que aprender a tolerarlos para poder encontrar el camino de la felicidad, en caso contrario será una vida llena de estrés y ansiedad.

Algunas consecuencias de querer evitar la decepción y la tristeza a toda costa será evitar cualquier tipo de riesgo, tomar conductas negativas para uno mismo, hacer trampas para ganar… Estas personas nunca aprenderán a sentirse cómodas notando sus sentimientos e intentarán evitarlos. 

Los padres permisivos no entienden el estilo de crianza apropiado

En ocasiones es por miedo, pero un padre permisivo debe entender que debe proteger la integridad física y emocional de su hijo a largo plazo. Tambiuén, que la Inteligencia Emocional es muy importante trabajarla en casa desde que los niños nacen. Ser padre premisivo no es buena idea si permite que sus hijos le traten mal o que se comporten de forma inaceptable solo por no enfrentarse a ellos. Esto hará que la crianza sea inadecuada.

La relación padre e hijo se rompe

Cuando los niños tienen una relación hijo-padre permisivo, los niños no podrán confiar en sus padres porque no podrán atender sus emociones adecuadamente. Cuando un niño no puede confiar en sus padres no podrá respetarlos. Los niños necesitan límites desde muy pequeños para evitar que se conviertan en pequeños tiranos.


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Algunos pro de ser padres permisivos

Aunque ser padre permisivo no es buena idea, hay estilos parentales que no dependen exclusivamente de una decisión de los padres y, en la actualidad estilos indulgentes han cobrado mayor presencia.

Ello se debe a influencias ambientales que promueven valores como la libertad y el derecho de las personas y en especial de los niños a ser independientes. Como también, a estructuras familiares en las que los padres tienen menos tiempo para controlar y subordinar a los hijos.

Investigaciones practicadas en el contexto español señalan que el razonamiento y la comunicación “son cruciales por relacionarse con los mejores ajustes psicosociales de los hijos, mientras que el componente de severidad/imposición que comparten autoritarios y autorizativos no evidencia ningún beneficio a largo plazo de los estilos parentales”.

En ese sentido, es una ventaja de la permisividad la autonomía y la construcción de la responsabilidad. El niño tiene muchas más posibilidades de tomar decisiones y de equivocarse. De ello tienen que estar conscientes los padres para no incurrir en sobreprotección.

Ahora bien, los padres permisivos están mucho mejor preparados para alcanzar las cotas del estilo democrático. Ello se debe a altos niveles de afecto y comunicación, esta última necesaria para establecer acuerdos en cuanto a reglas y límites en el comportamiento.

Por otro lado, alumnos de padres permisivos y democráticos emplean estrategias de aprendizaje autorregulado, que inciden positivamente en su desempeño académico. Tener las reglas claras y supervisar la conducta evitará que los hijos se impliquen en situaciones problemáticas o no puedan controlar sus impulsos.


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