No ayudo con los niños; comparto responsabilidades

Cuidar a la familia es hoy más que nunca una responsabilidad compartida. Y de manera particular, el padre ha de empeñarse en romper la tradición patriarcal de proveedor económico para involucrarse activamente en todos los aspectos de la crianza.
No ayudo con los niños; comparto responsabilidades
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 01 diciembre, 2022

Como padre no ayudo, comparto responsabilidades, busco el bienestar de mi familia. Esta es una actividad que ha comenzado a dominar la escena hogareña en épocas más recientes. Con el paso de los años, los estilos de crianza han variado considerablemente, pues se ha demostrado que cuando el padre se involucra más en las responsabilidades del hogar, la familia se desarrolla en un ambiente más relajado.


Hace mucho tiempo, en las familias se tenía la creencia de que las madres debían quedarse encargadas del hogar mientras los padres salían a trabajar; dejando la responsabilidad de la crianza netamente a estas. Hoy en día, esto es cada vez menos común entre las parejas, razón que ha permitido observar otros tipos de conductas.

Los estudiosos estiman que el punto de inflexión se encuentra en la década de los ’80 cuando la mujer se insertó de manera masiva en el mundo laboral. Los cambios permiten ver una tendencia masculina a la aceptación de nuevas funciones dadas por la cambiante realidad familiar, en un contexto en el que, “el hombre se feminiza y la mujer se masculiniza”.



Ventajas de compartir las responsabilidades

En el común de las familias es típico encontrar que el padre limita las actividades con sus hijos. Por ejemplo, solo les dedica tiempo los fines de semana o durante unos pocos minutos cada tarde. La razón principal es que no han aprendido a combinar las tareas parentales y el trabajo.

Sin embargo, cuando se logran involucrar de lleno, dándose la oportunidad de dedicar mucho más tiempo a su hogar, se pueden percibir unas ventajas que se verán incrementadas a medida que pasa el tiempo.

  1. Niños equilibrados. Los niños tendrán un mejor equilibrio emocional cuando crecen en un hogar donde ambos padres han aprendido a dividir las tareas, como bañarlos, limpiar la casa, hacer el mercado y hasta cocinar. Se ha evidenciado una mejora en el desarrollo psicosocial, en la escuela, la autoestima y la vida social de estos.
  2. Madres felices. Un padre que se interesa en compartir las labores diarias, permite que a la madre le quede mucho más tiempo libre para la recreación y para su cuidado personal. Por ende, disminuye considerablemente la presión, logrando incluso presentar mejoras en el desempeño sexual.
  3. Beneficio para todos. Tal vez a los padres se les dificulta comprender cómo les puede beneficiar el hecho de dividirse las actividades con su pareja. Particularmente, por esto, solo indicaría que son más responsabilidades para ellos. No obstante, sería interesante si se enfocan en que involucrarse trae los siguientes beneficios:
  • Mejora la salud.
  • Se promueve la participación comunitaria.
  • Su ánimo mejora considerablemente.
  • Existe un amplio estado de bienestar familiar.

“El rol paternal incluye, además de proveer de recursos económicos, el compromiso activo con la alimentación, cuidado y educación de los hijos, sin descuidar la parte afectiva y el estar en todo momento accesible emocionalmente.”

Ricardo López Marín

¿Cómo comprometerse con las labores del hogar?

Aunque no sea muy común escuchar, “como buen padre no ayudo, comparto responsabilidades”, se sabe que cada vez son más los padres que lo hacen.

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En efecto, como lo vimos anteriormente, no se trata solo de dedicar un poco de tiempo a los niños y a la esposa diariamente, se busca que los padres tengan una presencia de calidad en el hogar mediante las siguientes acciones:

  1. Ayudar a los niños con las tareas. Independientemente de lo cansados que pueden llegar a estar a causa de la jornada laboral, se recomienda invertir unas horas de la tarde para ayudar a los niños con las tareas. La ayuda puede ser académica, personal o de convivencia. Por ejemplo no estaría de más un consejo o algún truco para mejorar alguna actividad.
  2. Compartir las labores del hogar. Cocinar, lavar los platos o la ropa, u ordenar la casa; no son solo actividades reservadas para las mujeres, también sus parejas deben asumir esas responsabilidades. De esta manera se trata de balancear el peso de las actividades para contribuir al bienestar familiar.
  3. Dividirse las necesidades de los niños. Los padres también pueden involucrarse en las necesidades especiales de sus hijos, como por ejemplo, bañarles, alimentarles y hasta llevarles al médico. Son actividades difíciles para algunos, pero con un poco de esfuerzo y constancia se lograrán realizar sin problema.

Es importante resaltar que lo primordial para una familia es su bienestar, y ello radica en que tanto mamá como papá, que son los que juegan el rol de jefes del núcleo se sientan bien consigo mismos. De lo contrario, no podrán contribuir de forma efectiva en el crecimiento de sus hijos ni en la paz del hogar.

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Cómo es un padre activo

Hay que tener en cuenta que cuando los hijos crecen en un ambiente protegido por personas que se preocupan por unos y otros, tratarán de copiar ese patrón de conducta y crecerán siendo adultos responsables.

Por ejemplo, si un niño ve que su padre no tiene problemas para dividirse las actividades con su pareja, de adulto podrá repetir esa conducta sin inconvenientes, pues los padres son el perfecto ejemplo a seguir de sus hijos.

De la Guía de paternidad activa para padres, publicada por UNICEF, extraemos estos principios que acompañan al padre que dice, no ayudo sino que comparto responsabilidades. En tal sentido, un padre activo:

  • Construye una relación afectuosa con su hijo.
  • Mantiene una relación que va más allá de proveer económiocamente.
  • Participa en el cuidado diario, velando por la alimentación, el sueño, el vestido, los paseos, la educación, etc.
  • Promueve vínculos cariñosos, apego, cercanía afectiva.
  • Comparte con la madre las tareas de cuidado y las tareas domésticas.
  • Se involucra en todos los momentos del desarrollo del hijo, embarazo, nacimiento, infancia y adolescencia.
  • Cría, cuida y educa con buen trato y mantiene un clima de diálogo y respeto con todos los miembros de la familia.
  • Le lee cuentos, le canta, le narra historias, escuchan música, ven pelis juntos, juegas y hacen tareas escolares.

Para lograr todo ello, este padre cuida su calidad de vida y la de la familia, los espacios de diversión y los compartidos. Hace actividad física y come de manera saludable. Cuida su descanso y se modera en las horas que dedica al trabajo.

El padre que comparte responsabilidades…

Dedica tiempo de calidad a su hijo, conversa de sus problemas y preocupaciones. Pide ayuda si se siente sobrepasado, evita el alcohol y el tabaco y chequea su salud periódicamente. Se cuida para cuidar. Se ama, para poder amar.


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