Eres la mamá perfecta para tu bebé

No existen madres perfectas. Pero, sin duda, tú eres la mamá perfecta para tu bebé, porque le diste la vida y lo acompañarás a través de ella.
Eres la mamá perfecta para tu bebé
Elena Sanz Martín

Revisado y aprobado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 09 marzo, 2020

Tú y tu bebé estáis unidos por miles de razones maravillosas. Es probable que pocas personas en el mundo puedan explicar esas razones, pues muchas veces están ligadas a asuntos intangibles. Sin embargo, hay verdades que saltan a la vista, y una de ellas es que el alma de tu hijo eligió, entre millones de cunas, tu vientre para crecer en él. Tú eres la mamá perfecta para tu bebé, no hay duda.

Tu bebé no necesita explicaciones, él está seguro: eres la mamá más perfecta que él puede encontrar en el mundo. Y aún con todos tus defectos eres buena para él, porque aprenderá de ti todo lo que necesita para desarrollarse y evolucionar como ser humano.

Si dudas de la perfección de esta relación, entonces piensa un poco: ninguna otra madre en el mundo conocerá a tu bebé más que tú, nadie lo entenderá como tú lo haces. Él confiará en ti de una manera incondicional. Así que, por favor, confía tú también en ti, en tus instintos. Porque eres tú quien sabe cómo consolarlo, cómo amarlo, cómo hacerle feliz.

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Eres la mamá perfecta para él

Y sí, es verdad que sentirás miedo, angustia, dudas y es posible que falles en muchos momentos. También es probable que, por ejemplo, en alguna ocasión hayas hecho de todo para calmar el llanto de tu bebé sin conseguir apaciguarlo. Pero, de verdad, esos incidentes no condicionan en absoluto tu perfección.

No obstante, es justo en esos momentos cuando debes, más que nunca, conservar la serenidad. Hazle caso a esa vocecita llamada intuición y actúa según lo que ella te dicte. ¡Confía, mujer!. Tu bebé sabe que harás cualquier cosa para protegerlo, ya encontrarás salida. Después de todo, las mamás siempre saben cómo resolver todos los problemas, incluso si la solución consiste en pedir ayuda o en soltar algunas lágrimas.

Ambos habéis estado unidos durante nueve meses. Tu bebé es carne de tu carne y nació de la unión que hubo entre dos seres que se aman. Y de hecho, decir que tú y tú bebé os unisteis hace por lo menos 9 meses, es para algunas culturas hindúes una creencia ingenua.

Algunos textos védicos expresan que no somos nosotros quienes elegimos a nuestros hijos sino que son ellos quienes nos eligen. Según esa creencia, todos los seres humanos eligen a su mamá, a su papá, a sus hermanos, el lugar donde nacen y quiénes serán sus amigos. Todas las elecciones responden a que tenemos algo que aprender de todas las personas que nos rodean y de nuestras circunstancias de vida.

Un amor único

Mamá perfecta

Ahora, en este mundo tangible, y al margen de las teorías védicas, sabes con toda tu conciencia que tú y tú bebé estáis unidos de una manera entrañable e instintiva. Él, al salir del vientre, reconoce tu voz, los sonidos de tu estómago… Se siente amado a través de tu tacto, tu olor, tu mirada… Se siente seguro contigo y ambos experimentáis felicidad en una verdadera relación de amor. ¿Acaso esas cualidades no te hacen perfecta?

Aun así es muy posible que sientas que tienes miles de defectos. Y, siendo honestos, todas las personas estamos llenas de defectos: ¡somos humanos!, no lo olvides. Pero tampoco olvides que todo lo que hay en ti –bueno o malo- te hace única, te hace ser quien eres.

Son todos esos detalles los que te hacen perfecta para el alma que te eligió. Tu perfección no es una pose rígida, no es una meta. Todas tus virtudes y defectos definen tu perfección. Así como eres es como te quiere tu bebé.

Ya tendrás tiempo para impresionarte de cómo tu angelito contempla toda tu perfección. Ya verás la manera en que sigue tu ejemplo o los halagos que te hace. Seas como seas, para él eres la mamá más bella del mundo, la mejor. ¿Sabes por qué?: porque eres la suya.

¿Cómo no creerlo?, si ha recibido de ti todos los cuidados que le hacen sentir bien. Tú lo has protegido y lo seguirás haciendo por el resto de tus días. Lo quieres como a nadie en el mundo y tu amor es correspondido por él de manera autentica. El amor está ahí, igual que tus cualidades: cultívalos y te darán frutos toda la vida.


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