¿Por qué es importante dejar que el niño cometa errores?

Las frustraciones que tenemos de pequeños hacen que desarrollemos cierta tolerancia a los errores. Nos inmunizan, nos preparan para la vida
¿Por qué es importante dejar que el niño cometa errores?
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 04 agosto, 2020

 

Te respondo:

Porque los “golpes” enseñan.

Pero dicho así, de manera tan cruda, da la idea de que al niño en cuestión no se le quiere, ¿verdad?

A los seres humanos no nos gusta el fracaso. Fracasar significa fallar, no haber estado apto para…, no haber conseguido…; en fin, el fracaso siempre se relaciona con la adversidad, el malogro, la desilusión, el “golpe” de la vida.

Sin embargo, algunos ven al fracaso como una enseñanza, un comienzo, la oportunidad del aprendizaje, de tomar experiencia de lo malo para no volver a tener el mismo desliz; y esa es la enseñanza que, quizás no acojas, pero sí debes trasmitir a tu hijo.

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¿Por qué es importante dejar que el niño cometa errores?

Para cualquier padre es natural, y más que natural un deber, socorrer a sus hijos.

Ideales como:

• No dejar que mi niño pase trabajo.
• Darle a mi hijo lo que yo no tuve.
Que mi niño sea feliz.

Son compartidos por la mayoría de los progenitores.

No obstante, ninguna de esas premisas preparará al menor para la vida.
Te explico.

No dejar que mi niño pase trabajo

Ahora que el niño es pequeño y que los errores que comete pueden ser solucionados por ti, resulta fácil dejarle hacer sin mostrarle las consecuencias de sus acciones.

En cada caída le levantas del piso, le sacudes el polvo y le pones otra vez a caminar sin darle la oportunidad de que se esfuerce e intente levantarse por sí solo.

Pero mañana, cuando sea el hombre o la mujer que esperas, mamá no estará siempre a su lado ni tendrá las soluciones para todos sus problemas.

Haz que el “no dejar que mi niño pase trabajo” se convierta en “darle a mi hijo las herramientas precisas para solucionar sus errores y enfrentar lo que está mal hecho.”

Asegúrate de que tu hijo se responsabilice de sus actos. Edúcale de tal forma que sea capaz de responder por su conducta y no correr bajo las faldas de mamá buscando salvación.

Aunque sea pequeño, más que decirle lo que representan, proporciónale la manera de conocer, mediante su propia experiencia, lo que significan las palabras: compromiso, obligación, deber, autonomía y responsabilidad.

“Conoce sobre este último punto en cómo potenciar la responsabilidad y autonomía en los niños

Darle a mi hijo lo que yo no tuve

El que tu hijo cumpla sus objetivos sin la ayuda de papá y mamá le crea confianza, seguridad en sí mismo; le posibilita dominar sus movimientos y desarrollar destrezas.

Deja que tu niño consiga algo por sí solo y detente a observar su semblante; encontrarás un ánimo de triunfo diferente al que proyecta cuando le facilitas cualquier empresa.

Sí, dale a tu hijo lo que no tuviste:

  • La oportunidad de cometer errores y experimentar las frustraciones que ellos generan. Enseñanzas que le sirvan para afrontar con mayor rapidez, inteligencia y sagacidad la vida, con sus dichas, pero sobre todo, con sus reveses.
  • La posibilidad de aprender a ser perseverante. Si cada vez que tu niño intenta dejar abierta una caja y esta se cierra cuando saca su mano, quizás no va a ser a la primera, a la segunda o a la décima vez, pero en algún momento concluirá que puede aguantar la tapa utilizando, como obstáculo, la galleta que sostiene en la otra mano. Deja que él descubra esto por sí solo.
  • El dejarle tomar sus propias decisiones sin interferir. Si el pequeño quiere alcanzar una pelota pero intenta ir por el camino más difícil, con obstáculos que lo harán caer… no se lo impidas, no le alcances el juguete ni le saques los estorbos. Deja que él mismo aprenda a tener cuidado, logre identificar el peligro, perciba lo que duele una caída, un golpe… para, cuando desee otra vez alcanzar el balón, pueda decidir si ir por el mismo camino y franquear las barreras como antes o encontrar una vía más segura.

Que mi niño sea feliz

El querer que tu niño tenga una vida feliz no es un deseo errado; la equivocación se encuentra en suavizarle el trayecto y brindarle los recursos espirituales y materiales logrados por ti para que él los disfrute.

Tu hijo debe ser feliz por sus propios medios. Conquistar, franquear las barreras, alcanzar el éxito con sus esfuerzos y virtudes. En eso radica la verdadera felicidad: en la realización personal y profesional del individuo que lucha por sus propios intereses a pesar de sus defectos y carencias.

“Amplía sobre este tema en: cómo educar niños felices y emocionalmente fuertes

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Nuestros consejos

Durante la infancia tu hijo se educa, aprende todo lo que necesitará para su vida como adulto. Pero la mejor forma de aprender es experimentar, sentir en carne propia lo bueno y lo malo. No prives a tu hijo de ser capaz de valorar, opinar, sacar la conclusión de si algo es positivo o negativo para él. No le transmitas tus impresiones. Déjale saber por su propia cuenta.

Cría a un niño o una niña para que no se venga abajo ante el primer obstáculo o quiera echar para atrás cuando vea que el futuro que se avecina no es el esperado.

No le sobreprotejas, no trates de salvarlo más de lo que debes, no le quites los desafíos que lo fortalecerán como ser humano. Esto no significa dejar de garantizarle su seguridad. Pero permítele arriesgarse para sentir el miedo y asimilar los errores en un espacio seguro.

Por último: acarícialo, bésalo, tómalo en tus brazos cuando cometa algún que otro error. Al fin y al cabo él es un niño y, todos, necesitamos el apoyo y el cariño de alguien cuando sufrimos un fracaso.

Ten en cuenta nuestras recomendaciones. Sé cada día una madre mejor.


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