Fomentar su autoestima y motivación cada día lo hará crecer feliz
¿Quieres criar un hijo fuerte emocionalmente y, sobre todas las cosas, feliz? Pues entonces no tienes más que fomentar su autoestima y motivación a diario. Esta receta es infalible para conseguir aquello que cualquier madre persigue cuando recibe el título de la maternidad y si bien parece misión sencilla, no lo es.
La autoestima del niño se construye desde el nacimiento a través de un proceso de asimilación e interiorización. Pero puede sufrir modificaciones a lo largo de su vida, ya que es producto resultante de:
- La imagen que los otros dan sobre ellos.
- El valor que se otorga a esta valoración ajena.
Por ello, muchos afirman que la autoestima y la motivación son los pilares de la infancia, en tanto que dejan una marca profunda e imborrable en los pequeños, dado que esta etapa nos encuentra más vulnerables y flexibles. Pues fomentarlos es crear una coraza para proteger a tu hijo frente a los desafíos de la vida.
No es para menos por cuanto se ha demostrado que aquellos niños que se sienten bien con ellos mismos, pueden manejar mejor los conflictos y resistir la presión. Además suelen tener mayor tendencia a sonreír y a disfrutar plenamente de la vida ya que son realistas y, especialmente, optimistas.
Contrariamente, los chicos con baja autoestima responden a cada desafío con sentimientos de ansiedad y frustración porque se les dificulta encontrar soluciones a sus problemas. Muchos de estos chicos suelen también volverse pasivos, retraídos y depresivos.
¿Autoestima y motivación de la mano?
Tanto la autoestima como la motivación conllevan una serie de creencias o sentimientos, tantos propios como ajenos, en el interior de cada criatura. Pues la manera de definirse de todo chico influirá en su motivación y actitud.
Por ello, los padres deben fomentar la autoestima y motivación de sus hijos desde corta edad. Por ejemplo, despertando el deseo de aprender y experimentar. Es que cada motivación trae consigo un logro que, a su vez, refuerza la autoestima y enseña a tu hijo la actitud de “puedo hacerlo”.
Así el concepto “éxito” como consecuencia de la perseverancia aparece mientras se forma la idea sobre su propia capacidad y crea un concepto de él mismo basado en la interacción con otros. Aquí el rol de los padres es esencial para que los niños conformen autopercepciones sanas y verdaderas.
Sin embargo, es importante mantener un equilibrio justo entre autoestima, motivación y amor. Ya que es fundamental una combinación entre sentimientos de capacidad y de ser amado, lo que hará al niño feliz.
Signos de autoestima sana y no sana
A medida que los chicos crecen, su autoestima y motivación puede ir fluctuando de acuerdo a las experiencias que va afrontando y a las nuevas percepciones que el niño forma de acuerdo a lo vivido. Pero siempre es fundamental conocer los signos de un tipo de autoestima sana o no sana.
Los niños con autoestima baja se caracterizan por:
- Negarse a probar cosas nuevas y experimentar.
- Mostrar cierta autoreferencialidad negativa, manifestando una ínfima perseverancia y escasa tolerancia a la frustración.
- Ser excesivamente críticos y decepcionantes para con ellos mismos.
Por otro lado, aquellos que presentan autoestima sana, son niños que se caracterizan por:
- Mostrar motivación en sus actividades.
- Ser independientes.
- Estar animados ante retos e intercambios sociales o actividades de grupo.
- Buscar soluciones ante los desafíos.
- Expresar su malestar, pero destacan con optimismo sus puntos fuertes y débiles.
La motivación, madre de la autoestima de tu hijo.
Con la motivación logras empujar a tu hijo a actuar y proponerse objetivos. Ese niño con alta autoestima conoce sus metas y capacidades y sabe resolver sus problemas. En cambio, si la tiene baja, se siente perdido y desmotivado, por lo que conocerá el fracaso y reducirá más su autoestima.
Por ello, quienes se especializan en esta materia sostienen que los padres deben motivar a sus hijos a tomar decisiones y llevarlas a cabo, afianzando así su autoconfianza en sus habilidades y destrezas. ¡Anda, muéstrale que confías en su capacidad!, así lo motivas a perseguir el éxito superando cada revés en el camino.
Si quieres un niño feliz, permite a tu hijo descubrir lo que le interesa, apasiona y motive sus capacidades a desarrollar y el esfuerzo que dedicará. Déjalo eligir su camino dado que así sentirá que es escuchado, por lo que se comprometerá más con su elección y no se sentirá presionado por los deseos paternos.
Un niño bien motivado sabe cuáles son sus metas y cómo actuar para conseguirlas, es activo y busca solucionar dificultades, responsabilizándose de lo decidido y enorgulleciéndose de sus logros. Este chico reconoce sus capacidades y límites sin decepcionarse ante los fracasos.
Por el contrario, un niño que no ha podido desarrollar una buena autoestima y motivación no tiene iniciativa para comenzar actividades ya que no está seguro de sus capacidades y evita fracasar. El desinterés, la inconstancia, el pesimismo y la irresponsabilidad son sus características.
¿Cómo fomento la autoestima y motivación de mi hijo?
- Estimúlalo para que se atreva a experimentar y probar cosas nuevas asumiendo los riesgos que conlleva.
- Enséñale que el éxito no tiene importancia externa exclusivamente ya que la autoestima y la motivación dependen principalmente del interior.
- Explícale que no es bueno depender de la aprobación de los demás, sino confiar en sí mismo.
- Inculcar el valor de la paciencia consigo mismo.
- Ayudarle a crear una imagen positiva de sí mismo y a ser asertivo o marcar límites razonables.
- Incentiva el desarrollo de responsabilidades del niño de manera positiva mas no de culpabilidades. Crea compromisos y exige que el niño lo cumpla.
- Permite que el pequeño tome decisiones y resuelva problemas.
- Refuerza con optimismo y felicidad cada uno de sus logros y buenas conductas.
- Enseña a tu hijo a resolver sus propios problemas y a aprender de sus errores y faltas de forma positiva. Que el chico comprenda que un error puede convertirse en aprendizaje.
- Evita las críticas destructivas y abusa de las constructivas, evitando etiquetas e insultos y especificando aquello que es motivo de desagrado, disgusto e insatisfacción a fin de ser más claros.