El desarrollo de los niños según su edad

A medida que crecen los niños adquieren habilidades, valores y conocimientos que les serán indispensables en la vida adulta. Te explicamos cómo es el proceso en líneas generales.
El desarrollo de los niños según su edad
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 04 enero, 2023

Según su edad, el desarrollo de los niños es distinto en ritmo e intensidad. Desde el punto de vista físico, es posible identificar dos picos de rápido crecimiento: los primeros tres años de vida y el estirón puberal en la adolescencia.

No solo existirán cambios en su apariencia, sino también a nivel cognitivo y psicológico. En un desarrollo normal el niño o la niña será cada vez más independiente y “construirá” poco a poco su personalidad. Los factores ambientales influyen mucho sobre todos estos cambios, por lo que es vital asegurarse de que los hijos crezcan en un entorno seguro.

El desarrollo de los niños de 0 a 3 años

Todos los bebés, al nacer, presentan similares características físicas:

  • Cabeza más grande en relación con el resto del cuerpo.
  • Escasa apertura ocular.
  • Cuello corto entre pliegues de piel y mejillas regordetas.
  • Fosas nasales estrechas.

El desarrollo físico de 0 a 3 años es acelerado. De una semana a otra los bebés aumentan de peso de 20 a 30 gramos al día y en un mes pueden alcanzar un peso de 4,5 kilos. En ese mismo tiempo aumentará la talla de 4,5 a 5 centímetros.

De manera gradual los bebés gorjearán, lograrán el control cefálico, emitirán sonidos más parecidos a las palabras, aprenderán a sentarse, cogerán los objetos pequeños haciendo pinzas con los dedos (lo que habla del desarrollo muscular fino) y gatearán, entre muchos otros avances.

En condiciones normales, el progreso de las actividades motrices es muy evidente. En un año ha pasado de controlar su cabeza a gatear, y de manera sorprendente a dar sus primeros pasos. Hay muchas formas en las que podemos estimular las capacidades motoras de nuestros bebés.

Con respecto al desarrollo emocional y psicosocial debemos aclarar que, apenas nacen, los bebés son capaces de comunicarse con el mundo que les rodea a través del llanto: una de las primeras emociones que experimentan.

Luego intentará balbuceos pasando de la imitación de sonidos básicos aprendidos de su entorno, a las primeras palabras que pronuncia al año de nacimiento. Y es mediante esa interacción con el ambiente y la familia que los bebés acrecientan su desarrollo emocional.



El desarrollo de los niños de 3 a 6 años

El el desarrollo de los niños depende de la edad
Acompañar a los niños en cada una de sus etapas es fundamental para que el desarrollo sea sano.

Entre los 3 y los 6 años los niños progresan en cuanto a su desarrollo muscular y óseo. En la primera infancia, tal y como se le conoce a esta etapa, se hacen más fuertes y ejercen mayor control sobre sus habilidades motrices.

Crecen y se estilizan hasta que dejan de ser los “barrigones” de casa para parecerse más a los niños mayores. En esta etapa tienen formado un vocabulario lo bastante amplio como para hacerse entender por los demás.

El desarrollo cerebral sigue avanzando, algo que se pone de manifiesto en las áreas cognitivas. Los niños juegan, caminan, corren, trepan, colorean, bailan, cantan… todo con más destreza que antes.

Comienzan a ir a la escuela, aprenden nuevas materias, intentan imitar a los mayores, quieren hacer las cosas por sí solos… los niños se van formando para la vida futura.

El desarrollo de los niños de 7 años en adelante

El cambio de los dientes de leche hacia la dentadura permanente es una de las más importantes transformaciones de este período. Según un estudio publicado en Formación Activa en Pediatría de Atención Primaria, la nueva dentadura inicia entre los 7 años y termina alrededor de los 12.

También, a partir de los 7 años se produce una diferenciación más acentuada entre los sexos con respecto a su desarrollo físico. Esto ocurre en el contexto del estirón puberal y el desarrollo sexual.

El estirón puberal

Alcanzada cierta edad, las hormonas sexuales (andrógenos para los niños y estrógenos para las niñas) producirán cambios directos e indirectos que acelerarán el crecimiento. Estos incluyen la estimulación de la hormona del crecimiento (somatotropina) y la activación del cartílago de crecimiento de los huesos largos.

Ese proceso que de pronto convierte a nuestra princesita en casi una doncella llega a partir de los 9 años. En los varones el estirón ocurre alrededor de los 11; en unos, un poco antes y, en otros, algunos meses después.

El estirón aporta el 20 – 25 % de la talla adulta. Según una publicación de la Asociación Española de Pediatría, en promedio el crecimiento en esta etapa de la vida es como sigue:

  • Talla: alrededor de 25 a 30 centímetros en los chicos y de 23 a 27 en las chicas.
  • Peso: de 8 a 9 kilos en los varones y de 7 a 8 kilos en las hembras.

El desarrollo sexual

A partir de los 9 o los 10 años el cuerpo de las niñas comienza a secretar hormonas sexuales femeninas, algo que posibilita el crecimiento de los senos y la llegada de la primera menstruación (menarquía).

El desarrollo sexual de los varones es mucho más tardío que el de las mujeres (luego de los 10 años) y se caracteriza por la aparición de un ligero vello púbico y facial, el aumento de los testículos y los cambios en su voz.

Emocional y socialmente luego de los 10 años los niños de uno u otro sexo se vuelven más independientes, sus amigos se hacen cada vez más importantes, acrecientan la confianza en sí mismos, o por el contrario, tienen una autoestima baja.

A esta edad la mente y el cuerpo de tu hijo estarán tomando las “últimas providencias” para dar el salto más importante de su vida: el salto hacia la pubertad. Vela porque a la hora precisa estén lo suficientemente preparados.

Adolescencia y nutrición

El desarrollo de los niños depende de su alimentación
Aunque los adolescentes suelen seguir la misma dieta familiar, es importante no llenar la misma de ultraprocesados y comida chatarra.

El crecimiento longitudinal y los cambios en la composición y la forma del cuerpo hacen que la nutrición juegue un importante si no decisivo papel. La alimentación ha de proporcionar un balance de nutrientes que satisfagan la energía que precede a los cambios morfológicos, funcionales y psicológicos de la adolescencia.

Los alimentos actúan sobre la mineralización ósea que a su vez incide en el crecimiento. Debemos saber que los requerimientos de energía en esta etapa son superiores a los de cualquier otra edad. Si el chico realiza una actividad física necesita unas 2800 kilocalorías diarias, mientras que las chicas unas 2200.



La dieta y el desarrollo cerebral van de la mano

La nutrición determina el desarrollo cerebral y ejerce una poderosa influencia en aquellos momentos en los que el crecimiento, el desarrollo y la plasticidad neuronal son más intensos.

En ese sentido, las deficiencias nutricionales (de micro y macronutrientes) afectan de manera perdurable la estructura cerebral y la función neurológica. Valga resaltar que el periodo de mayor desarrollo del cerebro ocurre desde el tercer trimestre de gestación hasta los 2 años de edad.

“El cerebro necesita nutrientes especiales para conservar al máximo su rendimiento, por ello es fundamental conocer alimentos que no deben faltar en la dieta para mantenerlo activo”

-Mayela Marrero-

La dieta del adolescente debe potenciar el consumo de cereales (pan, pasta, arroz) y legumbres, antes que de carne. De frutas, frescas y enteras, antes que los zumos no naturales. Evitar grasas y embutidos y aumentar la ingesta de pescados. Privilegiar el consumo de aceite de oliva frente a otros aceites o mantequillas. Y sobre todo, tomar agua antes que cualquier otra bebida.

El desarrollo de los niños es muy cambiante

En definitiva, cada etapa vital de los niños se caracteriza por un conjunto de cambios importantes a nivel interno y externo. Conocer qué caracteriza a cada fase es fundamental para satisfacer todas las necesidades de tu hijo/a, tanto a nivel físico como psicológico. En caso de dudas, conviene consultar con tu pediatra de confianza.


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