Beneficios de enseñar a meditar a los niños

Beneficios de enseñar a meditar a los niños
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 05 noviembre, 2020

Enseñar a meditar a los niños es darles una herramienta que les puede ser muy útil lo mismo en la infancia que en su vida de adultos.


El meditar cuando se es adulto alivia la carga mental que produce el estrés, relaja y hace que se tomen mejores decisiones en la vida, o al menos, decisiones pensadas con más calma, o con la mente fría.

En estas etapas la meditación sirve para encontrar la paz interior y la armonía entre el ser y el mundo que le rodea.

Meditar es un acto que solo brinda beneficios a quienes lo practican.

Pero la meditación durante la infancia tiene muchas otras ventajas.

A continuación, te explicamos algunas de ellas.

Esperamos que sean motivo suficiente para que tengas en cuenta el enseñarle a meditar a tu hijo.

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Beneficios de la meditación en la infancia

La meditación en la niñez posibilita una mejor concentración en las actividades tanto escolares como extraescolares.

De igual forma, entrena la mente para que se haga una mejor aprehensión de los conocimientos recibidos en clases y, por ende, facilita el aprendizaje de las materias.

Los niños que meditan suelen tener una buena memoria, algo que se traduce en el logro de un aprendizaje efectivo, es decir, la apropiación de los conocimientos a largo plazo que les sirve para cultivarse y superarse lo mismo emocional como profesionalmente.

Los niños pequeños son víctimas de los miedos propios de su edad: la muerte, el quedarse solos, el separarse de sus padres, la oscuridad, entre muchos otros.

La meditación es una práctica que los fortalece y les ayuda a erradicar dichos miedos.

Asimismo, cuando ellos meditan se sienten más seguros de sí mismos y logran canalizar las preocupaciones que no pocas veces los aquejan.

¿Cómo enseñar a meditar a los niños?

Para enseñar a meditar a tu hijo, así como en todas tus enseñanzas, debes tener un tiempo libre que dedicar solo a él sin estar hiendo constantemente a la cocina a remover el dulce para que no se queme, o sacando y echando ropa a la lavadora.

De igual manera, tu hijo debe haber cumplido con todas sus obligaciones y no tener la mente ocupada con “lo que tengo que hacer ahorita” o “no me puedo olvidar de llamar a…”

Para poder meditar lo primero es librarnos de las presiones y las preocupaciones de la jornada y hacer todos los deberes antes de tomarnos un tiempo para concentrarnos en nuestra paz interior.

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Pues bien, cuando tanto tú como tu niño estén preparados, deben buscar el lugar más silencioso y fresco de la casa en donde ni el bullicio del exterior, ni el viento fuerte, el exceso de frío o calor, pueda desconcentrarlos.

Para hacer más confortable el ejercicio y evitar que la frialdad del piso los perturbe, pueden poner una alfombra sobre él.

Toda vez que tengan esto resuelto siéntense en el suelo con las piernas entrecruzadas y el tronco erguido.

A partir de aquí, debes procurar que solo se escuchen los lejanos ruidos de la cotidianidad mezclados con tu voz pausada y de bajo volumen.

Pídele a tu hijo cerrar sus ojos y respirar de manera suave.

Vete indicándole cómo aspirar profundamente y exhalar también de forma lenta.

Mientras notes que se va relajando incentiva este estado haciéndolo visualizar, por ejemplo, imágenes agradables y al aire libre que indiquen calma como un paisaje de montaña desolado, el vaivén de las olas del mar cuando se encuentra en calma, entre otros.

Mamá, este proceso lo realizarás durante los primeros días. A medida que avancen en el ejercicio, tu hijo deberá aprender a mantener una respiración estable, concentrarse por sí solo y buscar su propio equilibrio interior.

Beneficios de enseñar a meditar a los niños

Tal y como te hemos explicado, si le enseñas a meditar, él podrá hacer uso de este método cada vez que lo necesite.

Pero escucha bien, nuestra buena voluntad y el amor que le tienes a tu pequeño no son suficientes para guiarlo en la no tan sencilla técnica de la meditación.

Para enseñar a meditar a tu niño te recomendamos, desde ahora mismo, que busques ayuda especializada.


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