Alimentación e hijos: aciertos y errores

Es posible introducir algún dulce en la dieta de nuestro hijo. No obstante este tipo de alimentos no han de estar presentes de manera habitual en su alimentación.
Alimentación e hijos: aciertos y errores
Saúl Sánchez Arias

Escrito y verificado por el nutricionista Saúl Sánchez Arias.

Última actualización: 05 mayo, 2020

Una buena alimentación resulta esencial a la hora de garantizar la salud a medio y largo plazo. Para ello es importante inculcarle buenos hábitos a nuestros hijos para evitar rechazos a distintos grupos de alimentos en la edad adulta.

A veces puede ser complicado en la alimentación de nuestros hijos hacerles aceptar los productos más sanos. Pero la verdad es que, resulta trascendental introducir buenos hábitos en las primeras etapas de su vida. 

¿Concederles o no un capricho en su alimentación?

En ocasiones surge la duda de si es positivo concederles un capricho en su alimentación. Si esto se realiza de manera excepcional, y no sienta una regla, no hay nada de malo en ofrecerles un dulce de vez en cuando.

Los alimentos ricos en azúcares simples pueden aumentar el riesgo de enfermedades, según un artículo publicado en la revista “Critical Reviews in Clinical Laboratory Sciences”. No obstante, administrados de forma espaciada, no suponen un inconveniente para la salud. Siempre y cuando el 95 % de la dieta esté compuesto por alimentos frescos y saludables.

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De todos modos no se deben asociar los alimentos dulces con un premio. Esta relación puede llevar a confusiones y sentar precedentes. El producto procesado debe concederse como un capricho, no como un premio, y ha de entenderse que es una situación excepcional. 

La importancia de la alimentación de los niños

Una buena educación en lo que a alimentación se refiere es uno de los mejores métodos de prevención de enfermedades. Comer alimentos frescos, pescados, e incrementar el consumo de frutas y verduras, reduce el riesgo de muerte prematura. Así lo indica un artículo publicado en la revista “International Journal of Epidemiology”.

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La aceptación de los alimentos es un proceso más sencillo en las primeras etapas de la vida. De este modo, conseguiremos que los niños se acostumbres a los diferentes sabores y texturas si les introducimos productos variados en su alimentación.

Ante un rechazo la mejor solución no es recurrir a la obligación, sino probar con otro método de preparación y presentación distintos. De este modo nuestro hijo se acostumbrará de forma progresiva a las características organolépticas del alimento en cuestión.

En el caso de que, tras varios intentos, sigamos sin conseguir que el niño consuma un determinado alimentos, tendremos que buscar las causas de este rechazo. Puede suceder que el sabor o la textura no sean de su agrado, o que su ingesta le cause un cierto malestar. En este tipo de situaciones lo más adecuado es acudir al médico para comprobar si existe una intolerancia o alergia de base.

Introduce alimentos y preparaciones variadas

Durante la infancia, resulta importante presentarle al niño el máximo número de alimentos posibles. De este modo se familiarizará progresivamente con ellos y con su sabor. Además no debemos recurrir siempre al mismo modo de preparación. Combinar técnicas culinarias enriquece mucho la alimentación, aunque no siempre sea posible por una cuestión de tiempo.

Una solución a este último problema puede ser realizar los domingos una previsión del menú semanal. De este modo se pueden elaborar ciertas preparaciones que aguantan bien en el frigorífico o en el congelador. Es el caso, por ejemplo, de las cremas de verduras.

Tener un remanente de alimentos casi listos para su consumo agiliza mucho los procesos de alimentación. De este modo ahorraremos tiempo y podremos ofrecerle a nuestro hijo una dieta mucho más variada y saludable. Recuerda que los alimentos conservados no pierden sus propiedades.

Alimentación variada para mejor salud

A la hora de garantizar la salud de nuestros hijos, resulta esencial ofrecerles una alimentación variada y equilibrada. Esto no quiere decir que no se les puede dar un alimento procesado de vez en cuando, pero debe de ser de forma ocasional, que no cree una tendencia.

Tampoco resulta recomendable recurrir al binomio premio-castigo en lo que a la alimentación se refiere. Lo mejor es armarse de paciencia y respetar, en la medida de lo posible, los gustos del niño.

Ante un rechazo de un alimento en concreto, se debe esperar unos días para ofrecerle el mismo producto bajo un método de preparación distinto. De este modo será más probable que consigamos introducirlo en su dieta y que generemos una tolerancia al mismo.

 

 

 

 

 


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